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Desequilibrios financieros

Las cuotas de los trabajadores baleares permiten pagar todas sus pensiones

Las islas son una de las pocas autonomías en las que la Seguridad Social registra más ingresos que gastos, junto a Madrid y Canarias

Las cuotas de los trabajadores baleares permiten pagar todas sus pensiones

Las cuotas que entregan los trabajadores de Balears a la Seguridad Social son más que suficientes para pagar las pensiones que se abonan en las islas, tanto las de jubilación como las de viudedad, orfandad o invalidez. La recaudación en el archipiélago registró incluso un superávit de 406 millones de euros en 2016, lo que lo convierte en una de las pocas zonas de España, junto a Madrid y Canarias, que inyectan mas dinero en la 'caja común' del que reciben. Sin embargo, y para los que pretendan 'sacar pecho' ante esta situación, es necesaria una advertencia: esta posición de ventaja de las islas es extraordinariamente vulnerable, ya que su modelo económico, sustentado en el uso intensivo de mano de obra, hace que ante cualquier nueva crisis este balance positivo dé un giro radical, según señala el director de la Fundación Impulsa y catedrático de Economía de la UIB, Antoni Riera.

En cualquier caso, frente a un país en el que el agujero de la Seguridad Social no deja de crecer y se intensifica el debate sobre el futuro de las pensiones, la situación balear aparece saneada. Los datos facilitados por la Seguridad Social en relación al cierre de 2016 (el último año en el que esta información tiene carácter definitivo) apuntan a que durante ese ejercicio el gasto en pensiones abonadas en las islas ascendió a casi 2.040 millones de euros. De esta cantidad, casi 1.479 millones correspondieron al pago de las pensiones de jubilación, 323 millones a las de viudedad, 211 millones a las de invalidez, casi 26 millones a las de orfandad, y 795.420 euros a la ayuda en favor de familiares.

Sin embargo, los ingresos superaron ese gasto, al situarse en casi 2.446 millones de euros, la inmensa mayoría de ellos procedentes de las cuotas abonadas por los trabajadores del régimen general (algo más de 1.981 millones) y los autónomos (más de 269 millones).

Eso supone que Balears ha aportado a la 'caja común' 406 millones más de los que ha recibido, lo que convierte al archipiélago en el segundo mayor financiador neto del sistema de pensiones, solo superado por Madrid, cuyo superávit pasa de los 1.526 millones de euros. En este selecto grupo solo aparece una comunidad más: Canarias, cuyo superávit es de más de 319 millones de euros.

El agujero de la 'caja común'

Porque el resto de autonomías gastan en sus pensiones más que lo que sus trabajadores abonan a través de las citadas cuotas . En este sentido, los mayores 'agujeros' corresponden a Cataluña, con un déficit de cerca de 3.240 millones de euros en 2016, seguida de Andalucía con algo más de 3.111 millones, y Galicia con 2.528 millones de euros. El resultado final durante ese ejercicio fue un boquete en las cuentas de la Seguridad próximo a los 15.000 millones de euros.

¿Eso hace que las islas tengan motivos para alegar que con una Seguridad Social propia las cosas les irían mejor a sus futuros pensionistas? En absoluto. Porque el director de la Fundación Impulsa advierte de que este balance positivo en el archipiélago es extremadamente vulnerable.

Un dato a tener en cuenta es que a Balears se le ha tomado la foto de sus cuentas en el mejor momento. En 2016 la economía de las islas ya mostraba un balance muy positivo fruto de una excelente temporada turística, lo que conllevaba ya un fuerte crecimiento de su empleo y, consecuentemente, en el número de trabajadores que llenan la caja de la Seguridad Social con sus cuotas.

A ello hay que sumar que la llegada de inmigración de los últimos años, tanto extranjera como la procedente de otras autonomías, está compuesta por personas en edad de trabajar. Eso ha supuesto un rejuvenecimiento de la población de las islas, con una ratio de personas en edad activa frente a los mayores jubilados que en estos momentos resulta sostenible.

El problema radica en que el modelo de la economía balear se sustenta en un uso intensivo de mano de obra, lo que supone que ante cualquier crisis la destrucción de empleo es muy importante, y consecuentemente el descenso de las personas que cotizan. O lo que es lo mismo, con notable facilidad las islas pueden pasar a recaudar menos de lo que se gastan en pensiones. La única solución, según Antoni Riera, pasa por elevar la productividad, ya que ello supone más ingresos en las empresas, salarios más altos y sostenibles, y consecuentemente mayores cotizaciones.

Todos estos datos se aportan con un pacto aun caliente entre PP y PNV para actualizar las pensiones este año y en 2019 según el IPC.

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