Seis horas se ha prolongado el interrogatorio esta mañana del ciudadano rumano Adrian Ionel V., que está acusado de perseguir y amenazar a uno de los testigos protegidos del caso Cursach. Se trata del exempleado de la discoteca Tito's, que desveló la organización de las fiestas privadas en el local a las que asistían policías locales de Palma y en las que se les invitaba a droga y a mantener relaciones sexuales con prostitutas.

Este acusado es el único de los implicados en la trama Cursach que se encuentra en prisión, no por su implicación directa en los hechos que investiga el juzgado de instrucción número 12 de Palma, sino por la persecución que, según el denunciante, lo ha sometido durante semanas para que cambiara su declaración y dijera que desveló los hechos coaccionado por el juez y el fiscal, y a cambio de ello iba a recibir una recompensa económica.

El ciudadano rumano, que se enfrenta a una propuesta de tres años de prisión, ha negado esta mañana los hechos y ha intentado convencer a la juez que él, no solo no ha perseguido jamás al testigo protegido, sino que es una "víctima más" de la obsesión del excamarero de Tito's, con el que compartió durante unos meses la misma vivienda.

Este acusado también trabajó en la misma discoteca del Paseo Marítimo y en una declaración que realizó en el juzgado de instrucción número 12 confirmó la existencia de estas fiestas privadas e identificó a los policías locales que asistían a estas celebraciones. Al ser preguntado esta mañana sobre dicha declaración, el acusado afirmó que lo que contó no era cierto, pero que en su momento lo declaró ante el juez porque se sentía coaccionado por el testigo protegido, que desde que decidió colaborar en la investigación ha sido víctimas de varias palizas. De hecho, dos de los agresores ya han sido condenados y se encuentran cumpliendo condena en prisión.

El ciudadano rumano lleva cinco meses en prisión después de ser localizado por las proximidades de donde se hallaba el testigo protegido, a pesar de que existía una orden judicial en vigor que le prohibía acercarse a él a una cierta distancia. El acusado ha afirmado que este encuentro fue casual, puesto que aquella mañana había acudido a comprar material a un comercio del Polígono de Son Castelló y desconocía que el testigo se encontraba en aquella zona.

El acusado ha mantenido que durante semanas ha venido siendo perseguido por el propio denunciante y le ha acusado incluso de haber comprado un teléfono, en nombre de un compatriota suyo, para enviarle mensajes amenazantes.

En el juicio se ha examinado un reciente informe que ha elaborado la Policía, basado en la descarga de la información del teléfono del acusado, en el que aparece un vídeo de una grabación que realizó el sospechoso al ver pasar el coche del testigo protegido. El acusado ha explicado que, en efecto, le realizó esta grabación, porque previamente había visto al denunciante merodeando por su domicilio. También se han analizado una serie de mensajes, enviados a su móvil desde diferentes teléfonos, en los que se habla de matar al testigo. El acusado ha afirmado que se trata de mensajes que envía el propio denunciante y que lo hace para provocarle.

En el juicio, que continúa mañana, ha declarado también la psiquiatra que trata al denunciante. La doctora ha asegurado que el testigo tiene un discurso coherente y su personalidad no tiene nada que ver con la de una persona que confabule y se invente historias.