Unas horas después de que Bartolomé Cursach abandonara la prisión, el juez Manuel Penalva ha roto sus silencio en la Cadena Ser, para mostrar su inquietud ante lo que pueda ocurrir con los testigos de la causa ahora que está libre el magnate del ocio nocturno de Mallorca. "La Audiencia considera que se ha minimizado el riesgo de fuga y eso es respetable. Pero el verdadero problema, lo que más me preocupa es la presión que siguen ejerciendo sobre testigos, y la lectura que se pueda hacer de la puesta en libertad del principal investigado". El magistrado ha expresado su temor de que, "ante las deficiencias del sistema de protección", alguno de los testigos acabe muerto, tal y como ha ocurrido en Tenerife.

El juez Penalva, apartado de la instrucción del caso Cursach el pasado mes de marzo por falta de imparcialidad, ha querido aclarar que ha decidido conceder la entrevista a Pepa Bueno no porque lo mueva un "un afán de protagonismo, jamás lo he tenido", sino porque siente una inquietud real por el futuro de testigos e investigadores. "Quiero aportar mi grano de arena para intentar mover la conciencia de personas e instituciones para evitar que se repitan las situaciones que han vivido los testigos de esta causa".

El magistrado ha cargado duramente contra el sistema de protección de testigos español que deja "solos y desamparados" a quienes deciden "poner en riesgo su vida" para colaborar con la justicia. "Existe una absoluta falta de interés de quienes hacen las leyes y de quienes tienen que destinar un presupuesto a una o a otra partida para brindarles una protección real y efectiva", ha criticado el juez. "Han sido sometidos a escarnio público, les han insultado, les han amenazado e incluso les han seguido".

Penalva ha explicado lo vivido por uno de ellos, el testigo 29. "Este hombre está desesperado. Ha sido golpeado hasta en tres ocasiones. Ha comparecido en los juzgados 25 o 26 veces y solo tres de ellas estaban relacionadas con el caso, el resto se correspondían a amenazas y palizas". "Al final del juicio, puede que sea un héroe... Si no le matan antes, como ha ocurrido con un testigo en Tenerife", ha espetado el juez.

“No soy una persona miedosa, pero me preocupa mi familia”

Sin embargo, no solo aquellos que colaboran con la administración de justicia han sido objetos de coacciones y amenazas. Manuel Penalva ha enumerado las presiones que han recibido tanto él como el fiscal del caso Cursach, Miguel Angel Subiran. “Incendiaron mi coche -aunque se equivocaron de vehículo- han pintado pistolas en la fachada de mi casa. El domicilio del fiscal ha sido allanado en varias ocasiones… Son miradas, conductas, actuaciones de determinadas personas...”.

Este escenario de inseguridad fue lo que le empujó a comprar una pistola. “Continuamente recibo alertas de la Policía para que tengamos cuidado con este y con aquel, que anda por ahí un señor con un cuchillo que nos va a matar. Y puede que sea un bocazas o que sea alguien dispuesto a cometer un hecho delictivo contra nosotros o contra nuestra familia, que eso es lo que más me preocupa”.

El magistrado duda a la hora de responder a la pregunta de si teme por su vida. “No me considero una persona miedosa. Me he sentido a veces inquieto, preocupado sobre todo por mi familia porque no sé de qué es capaz esta gente. Porque esta campaña de amenazas, de presiones no sabemos cómo va a acabar”. En este sentido, no cree probable que “nos envíen dos matones y nos metan dos tiros como en Tenerife” pero no descarta que "a los responsables se les vaya esto de las manos". Y en este sentido ha señalado que Cursach es un empresario con numerosos negocios “y con muchos empleados que nos culpan a nosotros de la situación de incertidumbre que viven. Por eso, no se puede descartar que alguno, ante el temor de perder su trabajo, haga una locura”.

Respeto a la decisión de la Audiencia

A lo largo de toda la entrevista, el juez no ha cejado en su empeño de transmitir su preocupación por la seguridad de aquellos “que se han puesto en riesgo” para colaborar con los investigadores, sobre todo ahora que el principal imputado, Tolo Cursach, se encuentra en libertad después de pagar la fianza de un millón de euros que le impuso ayer el tribunal.

“La Audiencia considera que el riesgo de fuga está suficientemente mitigado y hay respetarlo”, ha dicho, “aquí, el principal problema que existe, en mi opinión, es la presión que siguen ejerciendo sobre los testigos y la lectura que se pueda hacer de ello como consecuencia de la salida de prisión del principal investigado”.