? El empresario, Bartolomé Cursach, despistó ayer a los medios presentes en la cárcel de Palma con la ayuda de un empleado, que confundió a los periodistas al acercarse a la puerta principal ante su inminente salida. La estrategia surtió efecto: mientras la prensa seguía al detalle los movimientos de la entrada, el empresario -con sudadera negra y gris y unos vaqueros- abandonaba la cárcel por una puerta lateral, rodeaba a los medios y lograba escabullirse en el Lexus blanco.