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Análisis

Análisis: Es el mercado, amigo, por Felipe Armendáriz

Análisis: Es el mercado, amigo, por Felipe Armendáriz

Es el mercado, amigo, nos explicó el pasado enero el tiburón Rodrigo Rato. Vivimos en una economía de mercado, que nos da bienestar, pero que, si campa por sus fueros, también nos arruina la existencia. Mallorca era un sitio atractivo para vivir y miles de potentados de toda Europa compran aquí sus segundas residencias, inaccesibles para la mayoría de los residentes, pensando que se instalan en el paraíso.

El mercado de viviendas unifamiliares está boyante, pero muy pocos mallorquines pueden acceder a él. ¿Dónde vivir?, es la pregunta que se plantean muchas familias, jóvenes que se quieren independizar y trabajadores que vienen a hacer la temporada.

No hay respuesta. Ni la habrá a corto plazo.

Empleados de hostelería renuncian a sus contratos porque no hallan casas baratas para alquilar en verano. Lo que se ofrece supera por mucho a sus ingresos y lo que no se anuncia se dedica en exclusiva al turismo de alquiler, mucho más rentable que los contratos por meses.

Se empiezan edificios plurifamiliar, pero el metro cuadrado de los pisos está a precios estratosféricos. No podemos comprar y tampoco nos alquilan nada.

Las instituciones, anestesiadas con cortinas de humo como el vetar cruceros en Palma que no existen o cambiar el nombre a calles que no molestan a nadie, no hacen promociones de vivienda protegida.

No hay pisos de protección oficial, ni tampoco casas a precio tasado. Pasará la legislatura del cambio y el problema de la vivienda se habrá acrecentado.

Nos queda la oferta de segunda mano, pero el alza de los precios cada vez aleja más el cuarto de estar de los asalariados medios.

En Balears los recursos son muy limitados, pero también están muy mal repartidos. Cuando gobierna la izquierda el sueño de sus votantes es que se produzca una mejor redistribución de los bienes, pero la oferta y la demanda mandan.

Saturación, extrema necesidad de hogares accesibles y carreteras y playas colapsadas. Es el mercado, amigo.

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