El barco de la naviera Baleària que cubre la línea Maó-Alcúdia, que debía llega a la isla a las 13.00 horas de ayer, después de zarpar de la capital menorquina a las 11.00 horas, tuvo que estar más de nueve horas detenido en la entrada de la bahía de Alcúdia ante la imposibilidad de realizar el atraque con 580 pasajeros abordo. Las rachas de viento de más de 90 kilómetros por hora provocaron grandes olas que impedían poder realizar el atraque con las mínimas condiciones de seguridad. Finalmente lo lograron a las 20 horas.

"El pasaje se encuentra bien, pero resignado por la larga demora", explicaba Manuel Escudero, uno de los pasajeros del ferry que veía como el temporal no amainaba y se hacía interminable la espera. "La travesía la hemos realizado con relativa normalidad, pero al llegar a la entrada de la bahía la situación ha cambiado. Y ahora estamos a la espera de que el práctico autorice la entrada del buque", aseguraba el pasajero.

Escudero relataba así la odisea: "Llevamos ocho horas dentro del barco para una travesía de tres y sin saber cuándo atracaremos", explicaba el pasajero a primera hora de la tarde de ayer. La línea Ciutadella-Alcúdia está suspendida desde ayer.

Sobre las 18:30, al ver que se tranquilizaba un poco el mar, intentaron realizar la maniobra. Sin embargo, al acercarse a los diques vieron que era imposible y los responsables del puerto de Alcúdia y el capitán del barco decidieron volver a salir del puerto y esperar en mar abierto. Los pasajeros reconocieron que tras tantas horas de espera aparecieron los nervios entre las 580 personas de abordo.

Este fue el incidente más importante de una jornada con alerta amarilla por temporal marítimo y fuertes vientos que provocaron rachas de 94 kilómetros por hora en la Serra de Alfàbia, en Bunyola; de 93 en el Cap de ses Salines, y de 88 en el Cap Blanc, en Llucmajor. Emergencias desaconsejó los paseos junto al mar y por diques para evitar incidentes. Medio Ambiente activó la prohibición de hacer fuegos en el campo ante el peligro de incendio.

En Santa Ponça, a primera hora de la mañana de ayer, el fuerte temporal arrastró a un velero tipo catamarán hasta la playa, donde encalló en la arena. En el núcleo turístico de Calvià.

En la bahía de Palma, se suspendió la segunda jornada de regatas de el trofeo de vela Princesa Sofía por las peligrosas condiciones de la mar, una decisión que se tomó a las 12 del mediodía.

Por otra parte, la torre de control del aeropuerto de Palma, para extremar las medidas de seguridad, desvió el tráfico aéreo por el norte de la isla como consecuencia de las fuertes rachas de viento del oeste. En Palma y en la mayoría de pueblos de Mallorca se cayeron ramas de árboles arrancadas por la fuerza del viento. Algunas de ellas se cayeron de los árboles de la calle Manacor.