La empresa cárnica de Marratxí investigada por vender alimentos en mal estado a restaurantes, colegios y hoteles de Mallorca facturaba 1,6 millones de euros al año. A esta cantidad habría que sumar un 20% en dinero negro. Sus beneficios rondaban el 500%. Algunas partidas de esta carne fueron a parar a comedores escolares de Algaida, entre otros.

El mayor de los fraudes lo cometía con la carne picada de ternera. A la que añadía vísceras y sangre de otros animales. En algunos casos aprovechaba las piezas que le devolvían, les quitaba la capa superior y las picaba.

Las quejas de algunos compradores, muy en especial al adquirir la carne picada, habían ido en aumento en los últimos meses. Así, un establecimiento situado en las inmediaciones de Son Moix le había hecho una reclamación por unos 20.000 euros.

El propietario de cárnicas Vicente, junto con dos responsables, fueron detenidos por presuntos delitos contra la salud pública, contra los derechos de los trabajadores, fraude a la Seguridad Social, estafa y falsedad documental.

Además, los investigadores de la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsedad Documental (UCRIF) de la Policía Nacional tratan de determinar si existen denuncias anteriores por intoxicaciones contra la empresa cárnica de Marratxí que vendía alimentos en mal estado. En concreto, los especialistas se remontan a la fecha de constitución de la firma, en el año 2011, hasta la actualidad para averiguar si hay afectados después de haber consumido la carne suministrada por esta sociedad.

A tenor de la práctica habitual de esta empresa cárnica, los investigadores sostienen que en estos siete años "pequeñas intoxicaciones alimentarias hay seguro". El principal escollo con el que se encuentran los afectados es asociar su malestar a un determinado producto de un restaurante, en concreto la carne, que habría sido suministrada por este mayorista.

Buena prueba de ello es que en cuanto una empresa se decidió enviar una muestra de la carne picada a un laboratorio privado no tardó en aflorar la bacteria de la salmonela. "Si otras empresas se hubieran decidido a hacer lo mismo, probablemente tendríamos un resultado similar", apuntan.

Uno de los hechos que más indignó a los investigadores de este presunto fraude alimentario es que el dueño de la empresa cárnica, pese a su abultado volumen de negocio, no tenia reparos en proseguir con la estafa.

Durante la inspección de la Policía, en colaboración con técnicos de la Dirección de Salud Pública del Govern, alguna de las prácticas de esta empresa cárnica alarmaron incluso a los más veteranos por el riesgo que entrañaba el consumo de esta carne al usuario. Así, las fechas de caducidad no se habrían respetado y el etiquetado lo habrían modificado.

La cadena del frío tampoco se respetaba. Los productos cárnicos congelados se sumergían en cubetas de agua caliente. Por medio de esta artimaña, vendían la carne sacada de la cámara como si se tratara de fresca.

Peligro para la salud pública

Al constatar este peligro que representaba para la salud pública, se han inmovilizado 50 toneladas de los productos cárnicos de esta empresa. En este sentido, el juez decretó el cese de la actividad. La Dirección de Salud Pública anunció que, de confirmarse el mal estado de estos alimentos, serían destruidos en su totalidad.

El punto de partida de la denominada 'Operación Biltong' fue la denuncia de un trabajador por explotación laboral. A raíz de este hecho, salieron a relucir las pésimas condiciones en las que se veían forzados a trabajar y el fraude alimentario. Al parecer, un exempleado hastiado podría haber quemado una furgoneta de reparto. El empresario retiró el nombre de la firma de la nave.