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Opinión

El problema no son los precios

Ni los precios, ni la ecotasa. Durante años y hasta en la última feria turística hemos soportado la letanía de los representantes hoteleros alertando sobre el apocalipsis que supondría el impuesto turístico, que iba a despojar las islas hasta del último visitante. Insistían en que la obligación de abonar un euro al día iba a hacer desistir a muchos turistas, mientras los precios de las estancias se elevaban un 53% de media en los últimos seis años. Pero ello no ha sido óbice para que año tras año hayamos batido los récords de visitantes. Y la temporada que empieza tiene pinta de seguir la misma tendencia, o eso apuntan las previsiones del aeropuerto, con un incremento previsto de plazas de un 21%, como pueden leer unas páginas más adelante.

Pero ojo, porque la verdadera amenaza para la industria turística puede venir de su mismo éxito. Ha llegado el momento de plantearnos hasta cuándo podemos seguir creciendo sin deteriorar el producto que ofrecemos. Los incentivos del anterior Govern para mejorar la calidad de los hoteles suponían incrementar las plantas y las plazas de los establecimientos. Y ello ha ido acompañado por el imprevisto auge del turismo vacacional, que ha convertido a una gran parte de los residentes en improvisados hoteleros. Todo aquel que tenía un chalé, un piso, una caseta libre se ha lanzado como un loco a alquilarlo a turistas, lo que ha duplicado las plazas de un día para otro.

Y ahí es donde reside la verdadera amenaza. Cuando las playas de las islas estén abarrotadas, cuando las carreteras sean un constante atasco, cuando conseguir una mesa en un restaurante sea una odisea. Será entonces cuando los turistas se plantearán buscar otro destino más agradable y tranquilo, aunque tengan que pagar un poco más. Pero no veo a los hoteleros ni al Govern hacer nada para evitarlo.

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