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Bulevard

El Govern amenaza con tres millones de multa a los payeses con Xylella

El Gobierno insta al Govern a una reunión bilateral sobre la inconstitucionalidad del pago de la carrera profesional al personal sanitario y a los funcionarios de la comunidad, y de los sexenios a profesores

Botifarrònia no es un país utópico, sino la visión moderada de la circunstancia insular a cargo de Xisco Fuster y Toni Planissi en ´Un infern a Mallorca´. Este tebeo novelado de nuestros pesares relega a Palma a provincia, porque la isla es la única realidad cósmica.

La conselleria de Medio Ambiente se desentiende de golfs y de golfos pero, si encuentra a un pobre payés con un árbol contaminado por la Xylella, le amenaza con multas millonarias. Después de haber facilitado el auge de la bacteria con su pasividad, los jefes del Govern responsabilizan a los particulares afectados de "adoptar las medidas fitosanitarias que se establecen como consecuencia de la declaración de la existencia de una plaga". De lo contrario, "el incumplimiento podría comportar una sanción entre 120 mil y tres millones de euros". Ya pueden reírse.

Medio Ambiente miente a los payeses amedrentados, al reseñar que "la Xylella fue detectada por primera vez en Balears en octubre de 2016". La bacteria viene destrozando Mallorca desde hace años, ante la ceguera de la conselleria que llegó a emitir informes culpando a las ovejas ávidas de pastos. Lo más probable es que llegara a través de los chalés de lujo, y ni el Pacto de Progreso ni el insigne conseller Biel Company dieron un paso para frenarla.

Confundieron una bacteria con una oveja. Mientras la Xylella se propagaba sin control, la autoridad medioambiental inventaba causas quiméricas en vez de atacar el problema real. Hoy "requieren al titular de la parcela" a que "arranque y destruya los vegetales" y a que proceda a la ejecución "en el plazo de diez días". De lo contrario, una multa de tres millones de euros, a los únicos mallorquines sensatos que no han urbanizado la isla. Sembraron Mallorca de Xylella y ahora siembran el terror. Penas que multiplican por diez a las impuestas a Airbnb o TripAdvisor.

Pánico en el Govern ante la reunión bilateral instada por el ministerio de Presidencia para abordar la inconstitucionalidad del artículo 23 de los presupuestos de la CAIB para 2018. Tienen motivos para temblar los médicos públicos porque peligra su carrera profesional de hasta mil euros mensuales, los funcionarios de la comunidad por idéntico motivo, y los profesores ante la amenaza a sus sexenios.

Botifarrònia no es un país utópico, sino la visión moderada de la circunstancia insular a cargo de Xisco Fuster y Toni Planissi en Un infern a Mallorca que hoy nos ilustra. Este tebeo novelado sorprende al relegar a Palma a su condición de provincia, porque la isla ultrajada es la única realidad cósmica. Antes de que los encarcele Llarena, los autores botifarronios me han ofrecido por videoconferencia la conselleria de Propaganda de su república. Me denigran, me tratan como a un Turull cualquiera. O César o nada.

El principal enemigo de un periodista es un jefe de propaganda, a veces llamado jefe de prensa. A excepción de Kati Fernández, que en ningún momento descuidó su procedencia, que patrocinó las causas perdidas y que honró a esta profesión desde la conciencia responsable. No presionaba, incitaba. Y aunque sabía lo que pensábamos de ella, debimos decírselo más veces.

Sin salir de Botifarrònia, el pasado miércoles me dirigí a mi oficina de Sa Nostra/BMN/Bankia, para controlar el cambio de mis millones de euros mallorquines en divisas madrileñas. El empleado local se justificaba tembloroso ante un hombre de impecable terno azul, llegado desde la capital:

-Este señor me ha llamado, y le conozco de toda la vida, para...

El de Madrid le interrumpe reseco:

-¡¡Esto en Madrid puede ser causa de despido!!

Muy fuerte el choque de culturas. Por lo visto, Llarena no es un juez del Supremo, sino un estilo regional de operar. El resto de clientes, atónitos ante la bronca que contemplaban, y guardando colas de cuarenta minutos. Cómpreme usted este ramito de preferentes.

Les venimos dosificando el extraordinario caso del "noruego no residente en Mallorca que ha comprado ocho casas en tres calles contiguas en el barrio de Son Espanyolet". Nuestra inolvidable segunda entrega ya fijaba "la oferta de tres de las casas en una plataforma de alquiler vacacional, con más de cuarenta plazas turísticas". En la sensacional revelación de hoy, otras dos casas están en obras. No hemos visto la obligatoria licencia de obras en el exterior, seguramente por un lamentable error de observación de nuestra parte. Por si acaso, hemos consultado al Ayuntamiento de Palma al respecto. ¿La respuesta? Que tienen mucho trabajo. Es importante saber que Cort está trabajando, aunque no sea en nada relacionado con la ciudad. Cuando entren en funcionamiento turístico todas las viviendas, la barriada contará con un hotel subterráneo de más de cien plazas, centro logístico aparte.

En su detallado informe sobre la compraventa de Pachá, el Grupo de Blanqueo de Capitales y Delitos Económicos de la Policía achaca "ignorancia empresarial" a Alfonso Robledo. Este novedoso concepto jurídico lo "aprovechó" Tolo Cursach para obtener la explotación de la discoteca del Paseo Marítimo "a un precio muy inferior al justo". Sorprende que el afectado por el virus de la nesciencia es nada menos que presidente de los empresarios de la Restauración de Mallorca. Moraleja, la ignorancia se cura.

¿De verdad es un éxito policial descubrir el cadáver de un niño asesinado por la última persona que estuvo con él, y que además pertenece al círculo íntimo de la víctima? Los periodistas sabemos que el término investigación está muy sobrevalorado. Vean El insulto, y entenderán que enfadarse no sale a cuenta.

Reflexión dominical irremediable: "Ara diuen que el món en què vivim no té remei. No ho sabíem, això?" (Gabriel Janer Manila, Disputa de l'ase, Homenatge a Turmeda).

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