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Entrevista

"Armengol es una candidata hábil e inteligente, sería un valor para el PSOE"

Kiko Llaneras: "No puedo predecir quién ganará en Balears en 2019, estaremos a oscuras hasta la campaña electoral"

La entrevista del domingo: Kiko Llaneras

La entrevista del domingo: Kiko Llaneras

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La entrevista del domingo: Kiko Llaneras palma

No corren buenos tiempos para defender las encuestas electorales.

En realidad es una buena semana porque hace unos días ‘Nature’ publicó un estudio que desterraba la creencia popular de que las encuestas fallan más que antes. Analizaba más de 300 procesos electorales de 45 países y concluía que ahora no se cometen más errores.

Entonces estábamos exagerando.

Sí. Las informaciones negativas nos impactan más y nos fijamos mucho en los fallos. Si ahora preguntáramos a la gente qué le parecen las encuestas la mayoría te dirá que mal porque se acuerdan del error en el pronóstico del ‘sorpasso’ de Podemos al PSOE el 26-J de 2016. Desde entonces ha habido elecciones en Galicia, País Vasco y Cataluña, y las encuestas no fallaron. Pero nadie se acuerda de eso.

¿Es verdad que el CIS cocina sus encuestas?

Sí, de hecho todas las encuestadoras cocinan. Pero reivindico esa palabra porque si se hace bien sirve para mejorar tu predicción. En el 99% de las veces esos ajustes que el CIS hace en la cocina mejoran la predicción.

Entonces el CIS no cocina para tergiversar el resultado, como se le reprocha desde algunos foros.

No.

¿Por qué tendría que fiarme de las encuestas que hace usted?

Hay tres claves. La primera es fijarte en qué he hecho en el pasado. No confiaría en ‘gurús’ que no tienen pasado y creo que en ese sentido mi historial es decente. La segunda clave es fijarse en cuántos detalles te doy acerca de cómo he hecho la encuesta y además dando la cara; siempre debe haber alguien visible que rinda cuentas. Finalmente, yo tengo incentivos para acertar. Vivo de generar confianza en la gente acertando lo que va a pasar.

Pero en las encuestas electorales la gente miente. ¿Eso cómo lo solucionan?

Afortunadamente no miente mucha gente, cuando les preguntas por el sentido de su voto tienden a decir la verdad. El problema es que mucha gente realmente no sabe qué va a votar cuando le preguntas. O te lo dicen, pero el día de la votación cambian de opinión. Lo más difícil es encontrar a un grupo de personas heterogéneo. ¿Cómo consigo a 5.000 personas que representen a todo un territorio? Eso es lo complicado para quienes nos dedicamos a las encuestas.

¿Mienten más sobre su intención de voto los votantes de derechas que los de izquierdas?

Tradicionalmente había más ocultación de voto en la derecha. Como anteriormente en el País Vasco, por razones que podemos entender. Ahora probablemente no. En Cataluña hay un cierto voto oculto no independentista, pero en general ya no hay diferencias.

Antes hablaba del fallido ‘sorpasso’ de Podemos al PSOE en 2016. ¿Habrá ‘sorpasso’ de Ciudadanos al PP en las próximas generales?

Todavía es muy pronto para predecirlo. Sabemos que Ciudadanos vive un momento muy dulce en las encuestas. Ahora todas le colocan empatado o ligeramente por encima del PP. Pero no hay elecciones a la vista, y las encuestas mejoran su precisión cuanto más cerca están las elecciones. Ahora la gente no está pensando en quién votar y hay que ir con mucho cuidado a la hora de hacer predicciones.

Da la sensación de que hay un bombardeo de encuestas.

Sí, hay un ‘boom’ de encuestas, aunque el punto más álgido fue en 2015. Pero es un fenómeno global, pasa en Europa y en Estados Unidos. En general creo que hay un ‘boom’ de datos, no únicamente ligado a las encuestas electorales. Lo vemos en las estadísticas deportivas, que se han multiplicado. Las empresas toman decisiones mirando estadísticas de todo tipo. Facebook y Google también manejan datos para tener información sobre nosotros. En general nuestra sociedad se ha hecho más cuantitativa.

¿También sufrimos un bombardeo de tertulias políticas?

La burbuja de los politólogos empezó en 2015. Es un fenómeno llamativo. La crisis fue primero económica y luego política, cuando España destruyó su bipartidismo y de golpe emergieron partidos nuevos. En 2014 dos partidos consiguen entrar en el Congreso con decenas de diputados, lo que convirtió la política en algo muy interesante que se reflejó en los medios. Pero creo que eso ya ha pasado un poco.

En 2019 habrá elecciones autonómicas en Balears. ¿Quién va a ganar?

Es pronto, y además es muy difícil hacer predicciones en autonomías porque hay pocas encuestas. Además, en este caso, las autonómicas coincidirán con municipales y europeas, así que se mezclará todo y serán más borrosas. Influirá cómo evolucionarán las marcas PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos a nivel nacional. No es que ahora no sepa lo que va a pasar; es que creo que llegaremos muy a oscuras casi hasta la campaña electoral.

¿Cómo se ve a Francina Armengol en Madrid?

Esta semana ha estado allí hablando en distintos foros. Es una política que allí tiene buena prensa, aunque es relativamente poco conocida. Bueno, eso pasa con casi todos los políticos de fuera porque en Madrid la política es muy endogámica. Ha tenido éxito estos días allí. Más de una persona y más de dos tienen hoy una opinión de ella más favorable que la que tenían. Quizás porque tenían poco conocimiento del personaje y en general los políticos ganan en directo y en la distancia corta.

Usted coincidió con ella en uno de esos foros. ¿Cómo fue?

Bueno, yo llegué a las cervezas al final del acto así que no sé de qué habló. Pero en general es buena idea mezclar a gente con sensibilidades políticas distintas. Si seguimos a los políticos solo por televisión acabamos teniendo una visión encorsetada de ellos. En televisión son rígidos y a veces tienen discursos robóticos. Está bien llevarlos a otros foros porque así se hacen entender mejor. Coincidí con Armengol al final del día, pero por la tarde había estado con Rita Maestre en otro foro distendido. Es muy buena idea sacarles de las ruedas de prensa.

¿Cómo ven en Madrid a Biel Company? Dicen que un sector del PP le considera catalanista.

Eso es recurrente. En la visión que se tiene en Madrid a veces de líderes de regiones periféricas hay una cierta incomprensión por cómo partidos de ámbito estatal adaptan su discurso a la idiosincrasia de cada región. Y eso pasa en todos los partidos, no es exclusivo del PP. Por ejemplo, Rivera y Arrimadas no tienen el mismo discurso sobre Cataluña, y es fácil de entender. Es sano que existan esas tensiones.

Es la primera vez en la historia que la izquierda puede repetir mandato en Balears, aunque para eso Podemos debería remontar el vuelo.

2019 va a ser un año de coaliciones, más que ahora. Es perfectamente posible que repitan mandato, pero ahora mismo el electorado de izquierdas está muy deprimido. La suma de PSOE y Podemos a nivel nacional está por debajo del 40% del voto, bastante peor que en 2016. Son niveles muy bajos que pueden boicotear muchos gobiernos autonómicos.

¿Armengol se entendería mejor con Íñigo Errejón que con Pablo Iglesias?

Al final los políticos se entienden cuando están obligados a entenderse. Los liderazgos importan, pero más importante es la aritmética. Y cuando la aritmética admite pocas combinaciones se acaban encontrando soluciones.

¿Qué aportaría Armengol a la política nacional?

Es una candidata hábil e inteligente. Creo que al partido le vendría bien un candidato del Mediterráneo, eso sería un valor para el PSOE, un partido que siempre se ha balanceado entre Andalucía y Cataluña. Eso en general le ha sido útil, así que sería un valor. En política es muy importante de dónde vienes.

¿Los representantes de la nueva política han acabado siendo más de lo mismo?

No, han cambiado cosas para bien. Por ejemplo, han rejuvenecido el Parlamento. También han cambiado elementos del discurso, haciendo que miremos de forma crítica cosas a las que antes no prestábamos atención. Es una cuestión de expectativas. Ni han cambiado todo lo que pensaban los más optimistas, ni han destruido todo lo que vaticinaban los más pesimistas. Por ejemplo, Madrid. Ni la han destruido, ni la han convertido en una ciudad utópica.

Escribió en 'Jot Down' sobre Benidorm: “Es un perfecto artefacto que atrae turistas a montones. Pero no tiene ningún glamour. En Benidorm solo se sirven gintonics desde que pasaron de moda, suena siempre música comercial y está inundado de ropa hortera”. ¿Escribiría lo mismo de Mallorca?

Me crié en un pueblo al lado de Benidorm y hablo de esa ciudad desde el cariño. Creo que su modelo turístico es estupendo. Es un motor económico que funciona muy bien y en ese escrito reivindicaba lo funcional que es. Si vives en una gran capital entiendo que en vacaciones quieras ir a una isla desierta y no a una ciudad de playa, que es lo que es Benidorm. Pero va gente que vive en pueblos de interior a los que les encanta ese ambiente masivo y festivo.

¿Lo que hace el Estado en Cataluña es aplicar la ley o reprimir?

El Estado ha hecho muchas cosas en Cataluña. Ya no sigo el inventario de todo lo que ha pasado.

Usted fue de los primeros que utilizaron Twitter. Ahora los insultos están a la orden del día. ¿Qué ha pasado?

Tengo la percepción de que antes el debate era más sano y ahora se ha agriado. Con las redes sociales estamos aprendiendo sobre la marcha como antes hicimos con internet. A finales de los 90 las webs tenían música. Era algo horrible, pero lo corregimos. En redes sociales nos permitimos insultar y amenazar a los demás con un tono que jamás utilizaríamos en persona. Ahora el debate es desagradable, pero confío en que la gente lo vaya regulando.

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