En estos momentos hay que pagar entre 700 y 900 euros al mes por un piso de una habitación en la Platja de Palma, renta que pasa a ser de 1.000 a 1.300 euros en los dos dormitorios, y que sube hasta los 1.300 y los 1.800 en los de tres, siempre y cuando no se trate de viviendas situadas en primera línea frente al mar y se firme un contrato mínimo de seis meses, según los datos facilitados por el presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Balears, José María Mir. Es además una situación que se reproduce en las principales zonas turísticas de Mallorca, como Peguera, Cala Millor o el Port d'Alcúdia. Pero el problema no se limita a lo elevado de los costes, sino que a ello hay que sumar que la oferta existente de este tipo de inmuebles es muy inferior a la demanda.

Todo lo expuesto explica la alarma existente entre los trabajadores que viven en invierno en la península y las empresas que los contratan ante la proximidad de la Semana Santa, que va a marcar el inicio de la temporada para muchos establecimientos de los puntos antes señalados.

No hay viviendas para su alojamiento, y eso está no solo encareciendo los costes, sino además dando pie a que estas residencias registren problemas de sobreocupación, según se apunta desde el sector.

Hay que tener en cuenta que si se calculan dos plazas por habitación, el desembolso de los alquileres para estos empleados, o para las empresas que los contratan, está oscilando en la mayoría de los casos entre los 250 y los 400 euros por persona y mes. Eso explica que la solución para reducir este coste esté siendo en algunos casos el convertir estos inmuebles en pisos patera.

El problema de la escasez de residencias para los trabajadores que acuden a Mallorca durante la temporada turística no alcanza todavía el existente en Eivissa (donde se llegan a alquilar las terrazas de los pisos como si de un dormitorio al aire libre se tratara, según destaca la secretaria general de CCOO-Hostelería en las islas, Silvia Montejano), pero cada vez se parece más, y los sindicatos no descartan que en un plazo de solo unos dos años las situaciones pasen a ser similares.

El problema es que las fuertes multas fijadas por el Govern para las viviendas que se dedican al alquiler turístico sin autorización no están provocando un aumento significativo de las que se destinan al alojamiento de los trabajadores de temporada. Es más, el fuerte encarecimiento de los alquileres en Mallorca está haciendo que los inquilinos eviten en lo posible cambiar de residencia al asumir que una nueva les podría suponer un coste inasumible. Eso ha frenado la rotación en estos inmuebles y ha agravado su escasez, según apunta el presidente de los agentes de la propiedad.

La preocupación no se está extendiendo solo entre los trabajadores y los sindicatos, según afirma el máximo responsable de la federación de hostelería de UGT en las islas, Antonio Copete, que señala que son varios los empresarios que han hecho llegar al sindicato su malestar ante lo que está sucediendo.

Porque la alarma de las empresas no se limita a lo elevado de estos costes, sino que además está desincentivando la llegada de profesionales cualificados para cubrir la temporada, según señalan Antonio Copete y Silvia Montejano. Esta última destaca que este déficit está siendo especialmente evidente entre los cocineros, lo que está provocando incluso el que los negocios estén luchando por hacerse con los servicios de empleados de la competencia.