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Opinión

La hora de la prueba para Cursach

La hora de la prueba para Cursach

Ayer mismo discrepé, quizás con un exceso de vehemencia, con dos abogados defensores del caso Cursach sobre la conveniencia de que al magnate de la noche le pusieran una fianza para, un año después de su ingreso, poder abandonar la prisión preventiva y reunirse con sus seres queridos. Me opuse a la fianza alegando que existe un elevado riesgo de fuga, dada la edad del empresario (72 años) y que la posible condena le iba a suponer "una perpetua". Además aduje que Cursach posee recursos ilimitados -en blanco y en negro- para empezar una nueva vida lejos de la Justicia.

Los abogados me replicaron afirmando que precisamente la edad del imputado minimiza su riesgo de fuga, dado que su ciclo vital ya está a punto de concluir y tiene pleno arraigo en Mallorca. Sobre la fortuna opaca me argumentaron que eso no está probado y que el patrimonio declarado a veces es muy difícil de convertir en dinero líquido.

Pero lo que sí me hizo reflexionar fueron sus llamadas a respetar la presunción de inocencia y a que se juzguen los hechos ya, máxime a la vista de que la credibilidad de algunos testigos de cargo (La Madama y 'El Ico') está por los suelos.

Tienen razón en reclamar los juicios cuanto antes, pero no solo para el dueño de un imperio del ocio y la noche que hace aguas tras su detención, sino para las decenas de acusados en esta macrocausa, que lleva cuatro años de instrucción.

Es la hora de las pruebas y de que un tribunal las valore y separe el polvo de la paja.

Múltiples delitos. A Bartolomé Cursach, que ayer dio una excusa poco creíble para su posesión sin licencia de un arma de fuego, se le imputaron inicialmente múltiples y gravísimos delitos. Entre estos cargos se hallaban el supuesto homicidio de un empleado toxicómano, la corrupción de menores y el narcotráfico. Estas acusaciones, salvo quizás el tráfico de drogas, han decaído, pero quedan los presuntos delitos principales: el liderar una organización criminal basada en la corrupción de policías, otros funcionarios y algunos políticos del PP y encaminada a ganar millones de euros con la noche y acabar con la competencia.

Nulidades. Frente a las posibles pruebas incriminatorias, las defensas del caso Cursach, como ayer ya se vio en la vista por la carabina, van a jugar la carta de las nulidades y vicios ocultos de la instrucción. Los motivos que se alegarán serán varios, entre ellos la parcialidad, no demostrada, del anterior instructor Manuel Penalva.

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