¿Con qué sensaciones se despertó el 9-N?

Me sentía desbordada. La manifestación fue desbordante, ni la organización se lo creía. Había hablado con algunos movimientos feministas que la organizaban y en absoluto se imaginaban lo que sucedió. Ni ellas, ni nadie. Esta manifestación ha desbordado hasta a Gobiernos. Cuando llegué al final de la manifestación ya se había leído varias veces el manifiesto. Hubo un punto de inflexión. He vivido muchas manifestaciones feministas cada 8 de marzo y esto ha sido diferente. El año pasado acudieron 3.500 personas y ya lo consideramos un éxito. También me quedo con la implicación de tantas asociaciones y colectivos de mujeres distintos que en los días previos se adhirieron a la huelga.

Una manifestación de más de 20.000 personas en Mallorca es insólito. ¿Qué está pasando?

Por la mañana me encontré con la profesora de la UIB Esperanza Bosch y me dijo que nos esperaba un tiempo muy interesante de análisis. Pero para llegar a este punto ya habíamos alcanzado algunas metas. Recuerdo el 'tren de la libertad' contra la reforma de la ley del aborto de Gallardón en 2013. Y en 2016 la manifestación del 7 de noviembre donde el feminismo salió a la calle para reclamar un pacto de Estado contra las violencias machistas. A nivel internacional hemos visto multitudinarias marchas de mujeres contra Trump o el #MeToo. Hay un libro de Nuria Varela titulado 'Hartas' que habla de lo hartas que estamos las mujeres de pedir, de criticar el patriarcado y de hacer propuestas para dar la vuelta a esta cultura machista. Creo que lo que sucedió el 8-M es el resultado de todo este hartazgo.

¿Espera alguna oposición a esta revolución feminista?

El feminismo significa dar la vuelta a la sociedad en su conjunto. Al día siguiente de la huelga los diarios hablaban de datos de seguimiento haciendo un análisis de lo sucedido a la manera tradicional. Eso es que no has entendido nada. No puedes cuantificar con qué intensidad se ha seguido la huelga de curas porque no tienes instrumentos para saberlo. Las convocantes eran muy conscientes de que habría mujeres que no iban a poder parar ni dos horas. Pero esa no era una exigencia para ninguna mujer. Es una manera de oponerse a esta explosión, minimizándola.

¿Cómo canalizar toda esta energía para que se traduzca en medidas concretas en favor de la igualdad?

Con la aprobación de la Ley de Igualdad del Govern en 2016 nos pusimos a trabajar en el tema de las escuelas coeducativas y empezamos a hacer formación al profesorado. Se constituyó una asamblea de centros coeducativos, entre 25 y 30 en Mallorca. Se organizaron para celebrar una semana feminista con motivo del Día de la Mujer y ahora han decidido convertir la asamblea de coeducación en permanente. Los mismos colectivos que han participado en la huelga están pensando en organizarse. Además, ya hay unas reivindicaciones muy concretas como una ley de igualdad salarial.

Hace poco preguntaron a Rajoy por ese asunto y fue claro: "No nos metamos en eso". ¿Cree de verdad posible que este Gobierno legislará en favor de la igualdad salarial?

Hay determinadas personas que antes de que estallara todo este movimiento hicieron unas declaraciones de las que hoy se arrepienten. No sé cómo encauzarán esta situación a partir de ahora, pero hace unos días no les interesaba hacer un análisis de lo que estaba pasando porque eso implica tener que cambiar muchas cosas.

¿La lucha feminista sigue siendo patrimonio de la izquierda?

La izquierda siempre ha sido la avanzadilla, y no solo en temas de feminismo. Pero las mujeres de derechas siempre se han aprovechado de la lucha feminista. Por ejemplo, las leyes paritarias o las listas cremallera que hay en Balears para presentar candidaturas al Parlament. Al final la transformación la marcan los movimientos sociales.

¿Se puede ser de derechas y feminista?

Lo que no se puede ser es feminista y no querer una transformación de la sociedad. Si consideras que la sociedad está bien así como está, si aceptas este sistema neoliberal y patriarcal, no puedes ser feminista.

¿Se puede reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres sin ser feminista?

Se pueden reivindicar determinadas igualdades formales. Y se puede trabajar para determinadas igualdades reales. Pero una transformación del patriarcado requiere ser feminista.

El 8-M hubo una gran participación de mujeres muy jóvenes. ¿Las adolescentes de hoy están más concienciadas que hace diez años?

Viven una esquizofrenia. Una teórica del feminismo, Ana de Miguel, escribió un libro titulado 'El mito de la libre elección'. De pequeños, a una niña le das una barbie y a un niño un balón de fútbol. De adolescente, los referentes del niño serán futbolistas y eso no le supondrá vivir una esquizofrenia. En cambio a la niña le damos una barbie y después le decimos que tiene que luchar por la igualdad y no ser una mujer objeto.

En cualquier caso hay un problema grave con los adolescentes. Según un estudio del Ministerio de Igualdad de 2017, uno de cada tres jóvenes de entre 15 y 20 años cree normal que su pareja les controle el móvil.

Convocamos una manifestación masiva de 25.000 personas, pero seguimos siendo la Comunidad con la tasa de violencia de género más elevada del Estado. Lo del jueves sirvió para tomar conciencia. En el IBdona notamos que cada vez más se preocupan por denunciar casos de violencia de género amistades o hermanas de la víctima.

En Palma algunas chicas protestaron desnudas de cintura hacia arriba imitando al colectivo Femen. ¿Qué le parece?

Femen es un movimiento contradictorio. Fíjate que todas las mujeres de ese colectivo son blancas y occidentales, no representan a todas las mujeres. Tienen una manera de actuar que llama la atención y a veces han querido intervenir en determinados países donde hay un patriarcado coercitivo interfiriendo con otros grupos feministas de allí que tienen su propia manera de reivindicar. Las adolescentes de aquí imitaron lo más llamativo de Femen, pero detrás hay todo un debate.

¿Qué lecciones deberíamos haber aprendido los hombres del 8-M?

Deberíais haber aprendido que llegáis tarde. Hace años que reivindicamos lo del jueves, así que espabilad a muchos niveles. En vuestras profesiones y en vuestra vida personal haciéndoos corresponsables en tareas de cura porque ahí todavía no habéis entrado. Si os queréis apuntar al carro adelante, nosotras ya hace tiempo que caminamos.

¿Cuál debería ser nuestro papel de ahora en adelante?

Eso lo tenéis que pensar vosotros. Nosotras hemos tomado el protagonismo en esta revolución feminista. Nosotras ya estamos ahí, y además llevamos os ventaja. Apuntaros, haced vuestra reflexión y no os preocupéis que en la medida en que lo hagáis bien, tendréis cabida.

¿El 8-M también ha dejado alguna lección para las mujeres?

Nos hemos dado cuenta de que juntas, diversas y plurales, podemos ser una fuerza muy potente. Pero no nos podemos dormir. El 15-M sirvió para volver a implicar a buena parte de la población en la política. Algo parecido ha pasado con el 8-M, que ha revitalizado el movimiento feminista. Ojo, no demos por hecho que ya lo hemos conseguido. Son muchas las veces que hemos dado un paso adelante y dos atrás.

Ahora se habla mucho de lenguaje inclusivo. ¿Acepta términos como el 'portavoza' que pronunció Irene Montero?

Muchos también pusieron el grito en el cielo cuando Carolina Bescansa llevó a su bebé al Congreso o cuando nombraron a Carme Chacón habilitó un espacio para tener a su hijo en el Ministerio de Defensa. Estos gestos descolocan y por tanto son positivos. 'Portavoza' es una palabra incorrecta, claro, pero podemos permitirnos estas licencias para descolocar a la gramática y de paso demostrar que es patriarcal.

Le pregunto por el 8-M de 2019. ¿Qué debería haber cambiado para entonces?

Tenemos varios retos por delante. Hay una Ley de Igualdad que tenemos que desarrollar. Es el instrumento del Govern para acompañar todo este movimiento. Que el pacto de Estado se haga efectivo, pero con honestidad y acompañado por un presupuesto que permita ejecutarlo. Y puestos a soñar, a nivel de medios de comunicación sería interesante que se viera una diferencia. No me refiero a que haya más mujeres, que también, sino sobre todo a la manera de poner la lupa sobre las noticias.