—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Cuándo tienen prevista la próxima crisis?”

—Es como predecir el próximo terremoto. Sabemos que habrá otra crisis cíclica, pero no cuándo. Estados Unidos ha atravesado 33 ciclos económicos entre 1854 y 2009.

—¿En toda crisis hay perdedores?

—Claramente. Los máximos perdedores de la última fueron la clase trabajadora y los sectores que comprobaron que su hipoteca valía más que su vivienda. También caen fracciones del capital, como Lehman Brothers.

—No me llene la entrevista de Marx, que aquí somos pequeñoburgueses.

—Hasta ahora no lo he nombrado, pero ha tenido que estallar una crisis para que vuelva a venderse El Capital. Incluso se discute a Marx en la teoría económica convencional.

—Socialismo ya no queda, y ahora se hunde la socialdemocracia.

—El socialismo no puede ser moderado sobre el cambio social, ha de transformar las relaciones de propiedad. El proyecto socialista ha de repensar sus bases, porque hoy no se distingue de los partidos burgueses y conservadores.

—Alguien que todavía habla de imperialismo.

—Sí, pero mi concepción se distancia de la tradicional. Por ejemplo, Argentina no es explotada por España, en contra de lo que piensan los tercermundistas argentinos. La explotación es de clase, con independencia del capital. La noción de imperialismo consiste hoy en crear un aparato político y militar que interviene en los conflictos para “garantizar los derechos universales del capital”.

—Ningún imperialista coronaría a Trump.

—El control del Estado por parte del gran capital tiene intermediarios. El Tea Party no es gran capital, ni Berlusconi, ni el Trump que se opone a los tratados comerciales. No hay linealidad ni explicaciones completamente funcionalistas, surgen contradicciones.

—El capitalismo ha funcionado.

—Sí, sí, funciona. Aunque, y ahora sí cito a Marx, el desarrollo capitalista incuba en su seno las semillas de su disolución, genera su propia contradicción. Por ejemplo, con la proletarización de una clase obrera mayoritaria.

—El peronismo es incomprensible fuera de Argentina.

—Fuera de Argentina y dentro de Argentina. Fue un movimiento bonapartista, con elementos formales del fascismo y que renegocia la relación económica. Perón le da una organización sindical muy fuerte a la clase obrera, a cambio de la represión a socialistas y comunistas. De ahí que gente de izquierdas vea algo revolucionario en el peronismo, y que el general replique a los empresarios descontentos que “yo les aseguré contra el comunismo”.

—¿Qué cantidad de dinero da la felicidad?

—La alienación de Marx tiene que ver con la infelicidad en el trabajo, dice que se es humano en la taberna y animal en la fábrica. Con una redistribución del trabajo y de los ingresos, todos trabajaríamos menos horas y se produciría más, pero puedes tener un buen salario y estar frustrado, haciendo cosas que no te gustan.

—¿Teñirse las canas es una decisión económica?

—Hay una presión social muy grande para aparecer siempre jóvenes, que es condicionante y puede llegar a ser alienante. Ahora bien, si eres consciente de la presión y no la tomas como imposición, el tinte es perfecto.

—¿Marx era mejor novelista que Freud?

—En primer lugar, Marx escribía muy bien, pero sobre todo era un científico. Si la verdad de la ciencia iba en contra de la del partido, se atiene a la primera. El Capital contiene gran cantidad de datos contrastados, se plantea aprender ruso y cuando sus previsiones se incumplen, rectifica. La frase de Engels, “éramos muy optimistas”.

—Nos hemos hecho populistas, y tan contentos.

—Yo no, Venezuela es un enorme fracaso del populismo. La especulación de la boliburguesía, de la mano de militares de supuesta obediencia socialista, ha conducido al hambre. El populismo es distintos del neoliberalismo, pero no ha sido más progresista para la clase obrera.

—¿El Corán es el nuevo Capital?

—El resurgir de la religiosidad es una reacción frente a la globalización, pero puede haber un anticapitalismo reaccionario como el Isis, sin progresividad histórica.

—¿Qué cambiará la revolución económica femenina?

—A largo plazo, la feminización de la mano de obra llevará inevitablemente a mayores conquistas de las mujeres. Llegada a altos cargos, igualación salarial y del trabajo en el hogar.

—¿El ser humano es bueno por naturaleza?

—Es un ser social. Se nos dice hoy que las ocho personas más ricas del planeta poseen el equivalente a 3.500 millones de seres humanos. Quiérase o no, se va a tomar conciencia de esto. Es un hecho social, que por tanto hará cambiar al ser humano.