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Patrocinar la ciencia

La UIB busca grandes y pequeños mecenas

Dos proyectos de investigación de la Universitat ya se ´anuncian´ en internet para captar fondos de empresas y particulares

Ana Payo Payo, oceanógrafa del imedea, participante en el proyecto ´homeward bound´

Del ciudadano particular al banco más importante del país: la Universitat busca patrocinadores para la investigación.

A finales del año pasado, una mallorquina, Carmen Bauzá, donó 64.500 euros a la Universitat para crear la beca doctoral Fernando Tarongí Bauzá, destinada a investigadores de farmacología, química o bioquímica. Esta ciudadana quiso honrar así, apoyando la investigación, la memoria de su hijo, licenciado en farmacia y fallecido a los 27 años.

Biel Company, exjugador del Mallorca (hoy en el PAFOS de Chipre) donó 1.500 euros al Institut Universitari d’Investigacions de Ciències de la Salut (IUNICS), para respaldar la investigación en neuropsicología del conocimiento. Recaudó el dinero en un campus deportivo que organizó el pasado verano en Maria de la Salut.

Ferrer Hotels hace años que decidió implicarse y patrocinar la investigación del doctor Samuel Pinya sobre el ferreret, nuestro sapo endémico y logotipo de la cadena hotelera.

Ana Payo, del Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (IMEDEA) está ahora mismo en la Antártida en un proyecto en el que ha podido participar gracias al patrocinio de una súper empresa como es Acciona, pero también gracias a aportaciones de colegas, familiares o simpatizantes anónimos. En total, con aportaciones que han ido desde uno hasta los 600 euros, Payo ha logrado recaudar 18.500 euros. ¿Cómo lo ha hecho? Con un crowdfounding, una campaña de micromecenazgo a través de internet, una opción que hace años se ha convertido en la única para impulsar determinados proyectos culturales y ahora también científicos.

Para lograrlo, Payo emprendió una intensa labor de difusión, de marketing personal, de vídeos y visitas a medios. Y lo logró y ahora está en la Antártida con un proyecto sobre el cambio climático.

Favorecer las donaciones

Ahora la Universitat quiere favorecer que las empresas y los ciudadanos que lo deseen puedan aportar su grano de arena a la investigación. Sin contar el pago de las matrículas, las aportaciones privadas al presupuesto de la UIB no pasan del 2% y la institución quiere aumentar ese porcentaje, que puede canalizarse por tres vías: los convenios; las cátedras (ahora mismo la UIB tiene seis: Santander, Hotelbeds, Banca March, Meliá, Endesa y Red Eléctrica); y el mecenazgo.

Según explica Jordi Llabrés, vicerrector de Innovación, en España no está tan arraigada la costumbre de donar a universidades o proyectos científicos. En ese sentido, estamos a años luz de países como EEUU o Japón. En Balears además tenemos una universidad joven, con lo que “no hay masa crítica” de antiguos alumnos que quieran expresaron su agradecimiento a la institución en la que se titularon haciendo una donación.

Otro factor añadido que tampoco favorece las aportaciones privadas a la investigación en el archipiélago es la falta de industria. El menor porcentaje de empresas industriales provoca que la inversión en I+D+i en las islas sea mucho menor que en otras comunidades. “En las empresas de servicios como las turísticas no se ve tanto la necesidad de innovar,y además, a diferencia de la innovación en las industrias, en este sector es siempre algo más inmaterial, con lo que es más difícil de proteger”, reflexiona Llabrés.

Así Balears es la comunidad que menos dinero dedica a investigación (un 0,33% del PIB, según datos de 2016) y de esa cantidad (94,5 millones), solo un 20% es aportado por el sector privado. A nivel estatal, la media de inversión en I+D+i es de 1,19% y la mayor inversión en este caso viene de las empresas: su inversión representa un 53,7% del gasto total en innovación.

El Govern y la UIB quieren por ello aumentar la inversión privada. Ése fue el objetivo de una jornada que tuvo lugar el pasado enero, en el que se anunciaron más deducciones fiscales. Aquella sesión también fue la presentación oficial de un nuevo canal habilitado por la Universitat: la oficina de fundraising, que busca facilitar al máximo el proceso de donaciones.

Así, se ha creado un sistema de crowdfunding para que cualquiera (de la gran empresa al ciudadano particular) pueda convertirse en mecenas científico. A través de la web de la Fundació Universitat Empresa (FUEIB), los investigadores dan difusión a sus proyectos y los interesados puedan colaborar simplemente metiendo los datos de tu tarjeta de crédito, haciendo una transferencia o por Paypal. Como si compraras algo por internet, solo que en este caso te puedes desgravar lo gastado (un 75% de la donación si no supera los 150 euros del primer año y un 30% a partir de esa cantidad, con incrementos según se mantenga la donación varios años).

De momento, seis proyectos de la UIB ya se están promocionando en esta web a la busca de pequeños y grandes mecenas: dos de investigación; dos solidarios; uno cultural y otros dos relacionados con la tecnología.

Así por ejemplo, el investigador del grupo de Ecología Interdisciplinaria Samuel Pinya aparece en un vídeo explicando en qué consiste su proyecto ECOAL y animando a rascarse el bolsillo para colaborar por un buen fin: “¿Quieres ayudar a conservar l’Albufera?”, pregunta el doctor. Su proyecto quiere evaluar el estado de la zona húmeda más importante de Mallorca y proponer medidas concretas para su conservación, elaborando un informe que sirva como “herramienta de consulta”.

Tradicionalmente, los proyectos consiguen financiación captando fondos de convocatorias autonómicas, nacionales y europeas con los que los investigadores han tenido que, a la fuerza, convertirse en expertos en papeleo, formularios y demás. Ahora, al buscar el apoyo del gran público, han de incorporar una nueva capacidad: saber explicar bien y de forma asequible por qué necesitan donaciones y por qué es importante su investigación, explica Luis Vegas, director de la FUEIB.

El otro proyecto de investigación que se anuncia en el nuevo canal de fundraising es Bio-MOF y consiste en preparar componentes de ADN y ARN modificiados y estudiar su reacción frente a diferentes iones metálicos. Así de primeras parece que esta investigación es muy concreta y difícil de hacer llegar al gran público, pero los miembros del grupo saben que cuentan con sus antiguos alumnos, que sí entienden el objeto de estudio y que además ahora están en otras universidades donde pueden hacer más difusión. Esa “masa crítica” de antiguos alumnos que en las universidades con más solera y tradición es habitual que quieran devolver algo a su institución.

Además de proyectos científicos, con el nuevo canal de captación de fondos se pueden hacer aportaciones a la Coral de la UIB; al desarrollo de un aplicación que es un videojuego científico (GeniusUp); al fondo de ayudas para alumnos con dificultades económicas; a INeDITHOS (un programa de pedagogía hospitalaria, con voluntarios que acompañan a una treintena de niños hospitalizados o con enfermedades raras); o a todas las actividades que impulsa la Escola Politècnica Superior (EPS) para promocionar actividades científico-técnicas entre los jóvenes y aumentar así el número de matriculados (hay un gran déficit de estudiantes en comparación con la demanda del mercado laboral).

Cuando las administraciones públicas se esfuerzan en promocionar la inversión privada, ¿tratan de escurrir el bulto? ¿se busca que las empresas cubran las carencias de lo público? El vicerrector de Innovación rechaza esa idea. Señala que la Universitat siempre tendrá como finalidad la docencia y la investigación, pero que las empresas también pueden aportar si quieren ser responsables con su entorno. Razona además que al final las empresas también salen ganando: “Investigar es convertir dinero en conocimiento; innovar es convertir conocimiento en dinero”. La idea no es que las empresas sustituyan la inversión pública (que hoy financia el 83% de la investigación), sino que ambas redes colaboren y compartan.

Cátedras y convenios

Además del mecenazgo, las otras vías por las que el sector privado dona a la UIB son las cátedras (suelen suponer una inversión de 60.000 euros al año) y los convenios. La semana pasada, el rector, Llorenç Huguet, firmó con el presidente de Santander Universidades del Banco Santander, Matías Rodríguez Inciarte, la renovación del convenio de colaboración entre ambas instituciones. La aportación del Santander es la mayor que recibe la UIB de una institución privada y con ese dinero impulsa la Cátedra Santander-UIB de Innovación y Transferencia del Conocimiento; las becas de movilidad para alumnos de posgrado; el programa Campus Digital...

Jordi Llabrés asume que aumentar la inversión privada (de pequeños y grandes) en I+D+i es “un camino largo” que requiere una transición hacia una sociedad con cultura científica. Es decir, una carrera de fondo.

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