"Estas rebajas han sido las peores en muchos años". En esta afirmación coinciden tanto el presidente de la comisión de Comercio Interior de la Cámara de Mallorca, Pedro Mesquida, como su homólogo en la patronal Pimeco, Toni Fuster. Desde esta última federación se afirma que las caídas en la facturación respecto al pasado año se han movido entre el 5% y el 10% de las calles más exclusivas del centro de Palma, al 20% de buena parte de las zonas comerciales, y que incluso hay negocios que cifran la bajada en sus ventas en cerca de un 40%. Al respecto, se asegura que hay muchos establecimientos que se han tenido que enfrentar al fenómeno de no obtener ni un solo euro de ingreso durante algunas jornadas.

Este fracaso se ha registrado pese a que la meteorología ha sido muy favorable para el sector, con los suficientes días de frío y de lluvia como para que los consumidores se vieran animados para adquirir prendas de abrigo, según destaca Pedro Mesquida.

Eso explica la expectación con la que el sector espera la llegada de la Semana Santa y la paulatina activación de la temporada turística, ante la fuerte dependencia que se ha generado en este sector del gasto que realizan los extranjeros.

El impacto del Black Friday

A la hora de analizar lo ocurrido este año, la creciente popularidad del Black Friday se apunta como un elemento clave. Lo que está sucediendo es que muchos isleños aprovechan los fuertes descuentos que se hacen a finales de noviembre para reponer productos, sean electrónicos o de textil, por citar dos ejemplos, avanzando así compras que antes se realizaban en enero. Además, hay tiendas que optan por mantener ofertas a partir de ese momento. El problema, según señala Fuster, es que noviembre y diciembre no son fechas para desprenderse del stock, sino para vender los productos a un precio normal. Este cambio de tendencia supone una bajada en las cajas que hacen los comerciantes.

Pero no es el único fenómeno que explica el mal resultado de las rebajas. Los dos representantes del sector ponen sobre la mesa la creciente implantación de grandes superficies, con nuevas aperturas o la ampliación de las ya existentes, lo que sumado a la oferta de internet está generando un fuerte crecimiento en el volumen de firmas comerciales.

Según Mesquida, esto ha llevado a que "en Mallorca ya no cabe ni un puesto de pipas más", según subraya en relación a la necesidad de poner límites al crecimiento que este sector está registrando.