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La fiesta en paz

Miquel I, el Populista

El presidente del Consell aspira a reinar en todas las Balears exhibiendo el mismo estilo con el que extiende su capa de armiño sobre Mallorca

Ensenyat reina, pero gobierna poco. manu mielniezuk

Si lee o le dicen que Miquel Ensenyat quiere presidir el Govern, no se lo crea. En realidad el presidente del Consell aspira a reinar en todas las Balears exhibiendo el mismo estilo con el que extiende su capa de armiño sobre Mallorca. La isla que tuvo en Maria Antònia Munar su princesa inmaculada, hasta que se cayó con todo el equipo, debería agradecer todos los días que el monarca llegado desde Esporles se haya dignado a ocupar el trono del palacio neogótico de la calle Palau Reial.

Ensenyat reina, pero gobierna poco. Con su decisión de convertirse en el candidato de Més a ocupar el Consolat de la Mar aspira a extender su feudo, y su estilo, a todas las islas.

Al repasar la lista de acciones de gobierno del presidente del Consell, apenas se encuentra una iniciativa de auténtico calado político para la isla. En cambio, se acumulan las actuaciones de un cierto populismo que le permiten pasear su porte mayestático por los más recónditos lugares del reino.

Pensó que el rey del Consell era la persona que debía solucionar el problema de las oleadas de refugiados sirios que arribaban a las costas de Grecia. Allá se fue con su corte política y mediática para fotografiarse delante de los chalecos salvavidas usados. La foto. El reportaje en IB3. Estos fueron los únicos resultados tangibles del viaje costeado con fondos públicos. Sus funciones ejecutivas en materia de política internacional, son las mismas que las de un monarca constitucional: ninguna.

Más cara nos ha salido otra foto conseguida con la complicidad de la consellera insular Mercedes Garrido: la de la gratuidad del Túnel de Sóller. Siendo cierta la injusticia del peaje, no lo es menos que pagar 17 millones, de momento y a la espera de lo que diga la Justicia, por el rescate de una concesión que acaba en pocos años es desperdiciar un dinero muy necesario para atender otras funciones del organismo insular.

Suprimir la Diada de Mallorca creada por Munar sin ningún arraigo popular parece lógico. Buscar inmediatamente después un puesto destacado en la procesión de la Festa de l'Estendard es una prueba más de la figurera mayestática con la que gusta adornar el cargo. El programa paralelo montado de forma caótica y sin ninguna relevancia ni repercusión popular es otra prueba de desperdicio de dinero público para cubrir de oropel al monarca.

Las ideas geniales de Ensenyat le han llevado a predicar que el aeropuerto de Palma sea renombrado como Ramon Llull? sin dar ni un paso para lograrlo. Si ha llamado la atención, el objetivo está cumplido. Su ego se agranda con cada titular. La foto de portada es su anhelo y no duda en montar un belén -literalmente- para lograrla. Cada minuto de televisión es una nueva gema en su corona.

Miquel I de Mallorca prepara una masacre de hermanos, habitual en las monarquías de rancio abolengo. Se conforma con la cabeza de Fina Santiago. Se la darán las huestes de Més, tan horrorizadas ante la posibilidad de que Bel Busquets sea la sucesora de Biel Barceló como con que el elegido no sea sobrassada de porc negre, o sea, pura sangre pesemera.

En conversación con Alexander Cortès, el monarca se preguntaba "¿quién sacará mejores resultados?, ¿Fina o yo?". Él mismo respondía: "Yo". Faltó el plural mayestático "nos". Se empieza con el yoísmo y se acaba proclamando, como Luis XIV, "l'Etat c'est moi".

A Ensenyat le sobran artificios y le falta acción de gobierno. Es más de formas que de fondo. Más de fachada que de profundidad. Más amigo de titulares huecos que de la sustancia. Pero es el clavo ardiente al que se agarra el PSM para salvar los muebles tras una legislatura plagada de errores de gran calado.

Posdata 1. La sentencia del caso Valtonyc demuestra que la balanza que representa a la Justicia necesita pasar por el taller para ser reequilibrada.

Posdata 2. Que solo 25 familias de Balears hayan considerado vulnerado el derecho a que sus hijos estudien en castellano y ninguna tuviera razón, prueba que el anticatalismo es una neurosis incurable.

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