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Opinión: Intoxicar no daña la imagen turística, por Matías Vallés

Opinión: Intoxicar no daña la imagen turística, por Matías Vallés

La responsable de salud pública del Govern manifiesta que la manipulación fraudulenta de alimentos para venderlos una vez caducados "no es un hecho aislado""no es un hecho aislado". Es una declaración tan alarmante en labios de la autoridad, que obliga a definir la distancia que media entre "no aislado" y habitual.

A diferencia de restaurantes donde el infortunio o la dejadez ha provocado infecciones no deseadas por la empresa, se atiende aquí a la proliferación de engaños deliberados y a escala industrial. De confirmarse las investigaciones que anuncia el Govern en los casos "no aislados", no se trata de intoxicaciones aleatorias sino de envenenamientos, por mucho que la legislación esté programada para favorecer al infractor incluso tras la aplicación del Código Penal.

En Mallorca no existen las actividades locales. Cualquier iniciativa económica se dirige hacia más de diez millones de visitantes de lo más exigentes. Sin embargo, dos días después del anuncio de una batería de investigaciones sobre la decencia de la industria alimentaria mallorquina, ninguna patronal turística ha puesto el grito en el cielo para clamar contra los comportamientos empresariales reprobables.

Los hoteleros solo denuncian las intoxicaciones alimentarias falsas, es intolerable el intrusismo en un campo infeccioso cuyo monopolio debe corresponder a los industriales autóctonos.

Por lo visto, promover la intoxicación masiva de la población no daña la imagen turística. Ahora bien, si una pandilla de veinteañeros espantan a un par de turistas en el Paseo Marítimo con una performance pirotécnica, se hunde la economía de Mallorca. No se trata únicamente de concentrarse en gamberradas irrelevantes, sino de desviar la atención de un monocultivo económico carente del mínimo control.

En la vigilancia está la clave. El Govern no debería autorizar ninguna actividad que no disponga de medios para controlar, al igual que ocurre con notable éxito con el tráfico rodado. O tragará con las consecuencias.

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