La situación de la inspección alimentaria en las islas precisa de recursos de manera urgente. La jefa de este servicio, Margalida Buades, revela que Balears es, junto a Murcia, la comunidad autónoma con peor ratio de inspectores por habitantes. Y pese a que la ratio no tiene en cuenta a los turistas que nos visitan que, recuerda, también comen durante su estancia.

Los treinta inspectores de la comunidad autónoma han de controlar un total de 19.777 establecimientos especializados en carne, pescado, leche, huevos, comedores colectivos, hornos... "Hasta diecinueve sectores diferentes. Y una auditoría extensa a una empresa puede ocupar a un inspector durante una semana", añade la jefa de seguridad alimentaria.

"El año pasado llegamos a visitar el 22% de estos establecimientos. Y este visitaremos el 18% de los comercios minoristas. Tanto en Dinamarca como en el Reino Unido la ratio media es de una visita de inspección al año", revela Buades poniendo de manifiesto que, en las islas, como mucho, las inspecciones se producen cada lustro. "Nuestros resultados no son buenos, no estamos satisfechos", admite.

Y, además, no hablamos de un trabajo sencillo, como recalca la jefa del servicio. "La higiene es muy importante, pero no es lo único que tenemos que controlar. También debemos estar atentos de los peligros químicos, la contaminación, los aditivos alimentarios, los plaguicidas, los materiales que están en contacto con los alimentos, los plásticos, el etiquetado, la trazabilidad....", enumera la responsable una larga lista.

Peligros microbiológicos

Sin embargo, lo que les genera más "actividad inmediata" a estos inspectores son los peligros microbiológicos por la falta de higiene como el reciente caso del brote de hepatitis A detectado en un restaurante de Palma, o casos de salmonelosis o la listeriosis que podría provocar el presunto caso destapado ayer por este diario en Inca.

Como se recordará, el consumo de productos lácteos caducados puede provocar la listeriosis, una enfermedad trasmitida por la bacteria Listeria monocytogenes que puede provocar en los colectivos más débiles (embarazadas, recién nacidos y personas inmunodeprimidas) enfermedades muy graves como septicemias, meningitis o encefalitis.

Preguntada sobre si un repunte de casos de listeriosis se podría asociar a las presuntas prácticas irregulares de la empresa inquera, Buades contesta que tanto las muestras de personas afectadas con esta enfermedad como las de los alimentos infectados son enviados al Centro Nacional de Microbiología, pero que establecer la relación entre ambos resulta muy complicado dado que el periodo de incubación es muy largo.