En Mallorca cada vez se proyectan más viviendas nuevas pero se terminan menos, y ello se debe a los crecientes retrasos con los que los ayuntamientos de la isla están tramitando las licencias, según denunció ayer el presidente de la asociación de promotores de Balears, Luis Martín. Todo ello con un hecho que agrava aún más las dificultades a las que los isleños se enfrentan para acceder a una primera residencia: el precio de la mayoría de estas nuevas edificaciones está por encima del bolsillo de las clases medias.

La patronal de promotores celebrará hoy su asamblea general y ayer presentó un balance de la situación en la que se encuentra el sector y las previsiones para este año. Y estas últimas no mejoran la situación actual: seguirá sin haber en las islas vivienda nueva digna y a precios asequibles, respaldando así las estimaciones realizadas pocos días atrás por la asociación de constructores.

Por lo que respecta a la escasez de residencias de nueva construcción, los datos aportados por Martín reflejan la evolución antes señalada. Durante 2017 se proyectaron en Mallorca 1.783 viviendas, por encima de las 1.318 visadas en 2016. Sin embargo, durante el pasado año se acabaron y salieron al mercado 988 residencias, 330 menos que las concluidas en 2016. ¿Porque suben los inmuebles que se proyectan y bajan los que se acaban? Los promotores culpan de este hecho a los retrasos que los ayuntamientos están registrando a la hora de conceder sus licencias, y se señala especialmente el caso de municipios de Andratx, Calvià y Palma, con esperas que van de los ocho a los doce meses.

Aunque se reconoce que el Consistorio palmesano está intentando mejorar la situación, se apunta que por ahora no hay avances significativos.

Precio de las viviendas

A ello se añade otro factor: algo más de la mitad de las viviendas que se proyectan y que se acaban son chalés y adosados, diseñados para el mercado de residentes de poder adquisitivo medio-alto o de extranjeros (éstos compran un tercio de los nuevos inmuebles), y fuera del alcance de las clases medias. Incluso los plurifamiliares suelen presentar un precio demasiado alto para la demanda actualmente existente.

Porque los costes de la construcción crecen, y el precio del escaso suelo disponible es muy alto. Todo ello agravado porque los índices de intensidad residencial en vigor impiden en muchos casos sacar al mercado inmuebles con menos de 90 o 100 metros cuadrados, cuando en estos momentos la demanda está centrada en pisos de una o dos habitaciones, es decir, los que se mueven entre los 50 y los 75 metros cuadrados, según señaló Luis Martín.

La opción que defienden los promotores, y que además evitaría consumir nuevo territorio, es la de permitir sustituir algunos viejos edificios actuales por otros con más alturas, con residencias más pequeñas y con un precio más asequible. Martín rechazó que en Es Jonquet deban levantarse edificios de nueve alturas, por citar un ejemplo, pero defendió que éstos son perfectamente viables en muchas zonas de Palma, como las más próximas a la Vía de Cintura.

Porque en caso contrario, pronosticó una "tormenta perfecta", con una vivienda nueva cara y escasa, unas residencias de segunda mano con una gran demanda y también con un precio al alza y unos alquileres por encima del poder adquisitivo de la mayoría de los residentes en las islas.