Claudio Triay, facultativo menorquín del Simebal, calificó la manifestación del pasado domingo contra el decreto idiomático en el IB-Salut de "un éxito en todos los sentidos" pese a que consideró un "daño colateral" que algunas formaciones políticas se adueñaran en parte de la protesta. Pese a todo, auguró que el decreto supondrá un "obstáculo más" para captar a profesionales sanitarios, sobre todo en Menorca y las Pitiüses, y propuso, tal y como aseguró que se actúa en Cataluña, que al profesional recién llegado se le haga un plan de acogida con un par de clases semanales de catalán en horario laboral y que, a los dos años, se le haga una entrevista de comprensión oral que demuestre que entiende a sus pacientes y sin necesidad de acreditar título.

Guillem Vila, del CSIF, el otro sindicato que votó en contra del decreto, admitió que la reciente aprobación del decreto y el voto favorable al mismo de enfermeras y auxiliares de enfermería, que suponen el 50% del personal del Servei de Salut, recalcó, habían "deshinchado" la manifestación pese a que aseguró que su sindicato seguirá defendiendo que el catalán debe ser un mérito.

Jorge Tera, del sindicato de enfermería, respetó el derecho a manifestarse de todo el mundo, aunque quiso mantener el distanciamiento ante esta protesta sustanciado con su voto a favor del decreto mientras Miguel Ángel Romero, de UGT, dijo haber echado de menos a los que el domingo salieron en defensa de la sanidad publica cuando el Govern de Bauzá realizaba recortes.