Para Miguel Lázaro, presidente del Simebal, uno de los dos sindicatos que votaron en contra del decreto del catalán en la mesa sectorial de Sanidad celebrada el pasado viernes, el director general del Servei de salut, Juli Fuster, ya ha salvado a la presidenta Armengol tres veces en este mandato erigiéndose, en su opinión, "en el auténtico Messi de la legislatura".

"En primer lugar le salvó con el acuerdo de la carrera profesional. Luego le solucionó el problema de ampliar el horario vespertino de los centros de salud sin disponer del personal médico suficiente pagando peonadas de 80 euros por tarde, algo que no se había hecho nunca en Primaria, y haciendo contratos de un año a 86 médicos sustitutos", enumera.

Y en tercer lugar, habla del decreto del catalán, un texto que, en su opinión, "permitirá al Govern sacar rédito electoral con los 1.144 médicos que pasarán de trabajar con contratos interinos a disponer de una plaza fija".

Lázaro considera que el decreto aprobado ha mejorado el precedente al permitir presentarse a todo el mundo a las oposiciones sin acreditar antes el catalán y al rebajar un nivel la certificación exigida. Sin embargo, lamenta que un texto que apuesta por el "cortoplacismo" (por los dos años de moratoria) impida una planificación futura y que supeditar el acceso a la carrera profesional al conocimiento del catalán sea una medida de dudoso encaje jurídico que, recalca, solo se ha hecho aquí.