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Opinión

Nadie paga en Punta Cana

Nadie paga en Punta Cana

La versión mallorquina de Corrupción en Miami demuestra que no todos los procedimientos rutinarios aplicados por los hoteleros en Mallorca son exportables automáticamente a Estados Unidos.

En la querella que ha provocado la detención pactada de Luis Riudetención pactada de Luis Riu, un empresario turístico invita gratis total a sus hoteles del Caribe al alto cargo encargado de inspeccionarle. De nuevo, hay que recalcar que no se trata de un miembro del Govern, sino del gerente de Urbanismo del ayuntamiento de Miami Beach.

La fiscal Kathy Fernandez Rundle tuitea en castellano que "en la orden de arresto se explica claramente cómo el gerente de Urbanismo "ayudaba" al proyecto Riu y recibía, casi de manera inmediata, lo que les pedía". La mejor defensa consiste en señalarle a la escandalizada acusadora pública que este comportamiento apenas suscitaría cuchicheos de sobremesa en Mallorca.

El regalo de habitaciones a los inspectores adquiere tal normalidad que se atribuyen a la "Gerencia de Urbanismo", con tratamiento de "Super VIP". El diferente listón de la corrupción, en Miami y en Mallorca, se aprecia cuando el propio alto cargo público agasajado replica al munificente empresario con un "No te pases". Eso sí, a continuación obliga a invitar a su esposa y por lo menos a dos amantes. En este vodevil no falta ni el ejecutivo arrepentido, que lo cuenta todo "a cambio de inmunidad por su testimonio".

La foto de una estancia gratis total en un resort mallorquín de Punta Cana también invita a evocaciones cercanas. El político aparece relajado en manga corta, sonriente y rodeado de sus amigos, disfrutando de sus cuatro días en el paraíso inmediatamente después de haber autorizado la borrascosa apertura de un hotel. La instantánea no corresponde a un miembro del Govern, aunque la reiteración de vacaciones gratuitas en dicho enclave dominicano obliga a preguntarse si también alberga a turistas de pago.

En resumen, un alto cargo recibe instrucciones de los empresarios a quienes controla. Por extraño que parezca, esta escena no transcurre en la conselleria de Turismo, sino en Miami Beach. Por último, un gerente de urbanismo efectúa personalmente 34 inspecciones a un hotel. En ningún caso se daría esta circunstancia en Mallorca, por mucho que el alto cargo pretendiera cobrárselas.

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