Sin un régimen especial que abarate costes como el del transporte o el de la energía, va a ser muy difícil impulsar a un sector como el industrial que padece un claro declive en las islas, según ha quedado reflejado en el cierre de fábricas como la de vidrios Lafiore adelantada ayer por Diario de Mallorca. Esta tesis, defendida tanto por el gerente de la patronal PIMEM, Marcos Cañabate, como por el secretario de la federación que representa a este sector en CCOO, Daniel Cámara, se suma a otros argumentos, como es el que el suelo industrial del archipiélago es uno de los más caros de España.

En cualquier caso, se ponen muchas esperanzas en el Plan de Industria recientemente presentado por el Govern balear y en cuya elaboración han participado tanto patronales como sindicatos de las islas. Según el presidente de la Comisión de Industria de la confederación empresarial CAEB, Jaime Fornés, si esta medida hubiera entrado ya en vigor posiblemente se hubiera podido salvar a Lafiore. Por ello, reivindica su aplicación con la mayor celeridad posible.

Según los representantes de PIMEM y de CCOO la principal herida que la industria mallorquina tiene abierta está vinculada a los costes de la insularidad. Empezando por el del transporte para la entrada de materiales y para la salida del producto para las ventas fuera del archipiélago. Según destaca Cañabate, las ayudas existentes en esta materia no solo son insuficientes, sino que además el modelo del puerto de Palma está pensado para los pasajeros y para la llegada de materiales en camión, pero no en contenedores, pese a que esta última modalidad es más barata. A ello suman el fuerte consumo de energía que suele conllevar la actividad industrial y el elevado precio que ésta tiene en el archipiélago.

Para aliviar el peso de estos dos factores, tanto Cañabate como Cámara subrayan la importancia que tiene la aprobación del reivindicado Régimen Especial de Balears.

Pero no son los únicos factores que se apuntan, y el precio del suelo industrial en las islas es otro de ellos, provocado en buena medida porque los principales polígonos de la isla registran un excesivo peso de la actividad comercial frente al mas débil del sector secundario.

Un punto en el que todos los representantes del sector coinciden es que el cierre de vidrios Lafiore es "una mala noticia para el tejido industrial mallorquín", por cuanto se trata de una firma que elaboraba "un producto de alto valor añadido", según subraya el representante de la patronal CAEB.

Pero al margen de este caso reciente, se lamenta igualmente la paulatina caída de la actividad del sector secundario en la isla a lo largo de los últimos años, y se señalan ejemplos como la deslocalización de la producción de muchas empresas de calzado, el cierre de la grifería Buades, o la clausura de las instalaciones de producción de multinacionales como Coca-Cola, Pepsi o Bimbo.