Mañana jueves se celebra en el juzgado de lo Penal número 1 de Palma el primer juicio derivado de la investigación de la llamada trama corrupta de la Policía Local. Se trata de una pieza separada como consecuencia de las presuntas amenazas que sufrió El Ico, el hijo de La Paca, que cuenta en esta investigación con la condición de testigo protegido.

En el banquillo de los acusados se van a sentar el policía local, Jaime Garau, antiguo representante sindical, y Pedro José Talavera, funcionario de la cárcel de Palma. Ambos se encuentran suspendidos temporalmente de sus respectivos trabajos como funcionarios. La fiscalía Anticorrupción reclama para ambos penas que suman hasta doce años de prisión por los delitos de obstrucción a la justicia y tráfico de drogas. Según la acusación, los dos acusados intentaron amenazar al joven de Son Banya para que rectificara todas las declaraciones que realizó y en las que implicó a una serie de policías locales de Palma en graves delitos, por lo que todos ellos fueron imputados por el juez. El testigo declaró que un grupo numeroso de policías le estuvieron extorsionando, exigiéndole elevadas cantidades de dinero, para evitar que se cerrara el bar que estaba explotando en la barriada de Gomila, local que finalmente fue clausurado a través de un procedimiento irregular, que también está siendo investigado por el juez.

Los hechos ocurrieron en la cárcel de Palma. El joven se encontraba cumpliendo una condena porque no había pagado una multa económica. Según la acusación, el policía local encargó a un funcionario de la prisión que amenazara a El Ico. Pretendía que firmara una carta, que iba a ser enviada al juzgado, en la que se iba a retractar de todas sus declaraciones. La fiscalía afirma que el funcionario de la cárcel le entregó al recluso un sobre, una instancia, una carta y un cigarro. La hoja estaba escrita, pero no por el joven de Son Banya, dado que es analfabeto y no sabe ni leer ni escribir. El acusación, según el testigo, le dijo a El Ico que la firmara, ya que de lo contrario por la noche podría entrar en su celda y ahorcarle. El funcionario de la cárcel le indicó que con esta carta debía inculpar a Jaime Garau, quien había sido implicado en la trama policial por amenazas a otros testigos.

El joven de Son Banya firmó el documento, pero se negó a enviarla desde el módulo en el que estaba ingresado. Afirma que el funcionario de la cárcel, en compensación, le regaló varias medicamentos tranquilizadores, dada su condición de toxicómano, y seis gramos de hachís. Esta carta nunca llegó al juzgado. El Ico puso en conocimiento de la dirección de la cárcel estas amenazas, que llevaron al juzgado a abrir una pieza separada. La fiscalía mantiene que el principal objetivo de amenazar a El Ico era conseguir que se arrepintiera de la versión que había facilitado al juez contra determinados agentes de la Policía Local de Palma. El hijo de la matriarca de Son Banya, que en estos momentos también está en prisión, ha sido citado como el principal testigo de este juicio que se prolongará durante dos días.