Una señora, natural de República Dominicana, está siendo tratada de lepra actualmente en el servicio de dermatología del hospital de Son Llàtzer, informan fuentes del Servei de Salut que añaden que desde el año 1959 hasta la actualidad se han dado 41 casos acumulados de esta enfermedad maldita aunque el último paciente local data de 1998.

Desde el año 1999 a esta parte se han dado 12 casos de lepra en esta comunidad autónoma, todos ellos importados, esto es, diagnosticados en personas procedentes de otros países, revelan. El pasado domingo, con motivo del día mundial contra esta enfermedad, la OMS reveló que en 2017 dos personas estaban siendo tratadas de lepra en Balears. El Servei de Salut matiza hoy que una ya había sido dada de alta y que la otra aún está siendo atendida en Son Llàtzer.

La doctora Cristina Nadal, jefa del servicio de dermatología de Son Llàtzer, explica que la lepra se cura con un tratamiento combinado de tres fármacos que se han de tomar durante un periodo que oscila entre los seis meses y el año."En los últimos 15 años, en Son Llàtzer hemos atendido dos casos. Uno de un senegalés en 2010 y el de una señora procedente de República Dominicana en 2014. Esta última continúa en seguimiento, pero consideramos que ya está curada. Ha respondido muy bien al tratamiento y en los controles semestrales que le hacemos constatamos cómo disminuye el número de bacilos. Está curada y, además, no tiene la posibilidad de contagiar a nadie. Desde la primera semana de tratamiento, esta enfermedad deja de ser contagiosa", ilustra la especialista.

La dermatóloga subraya que, contrariamente a lo que se piensa, es una enfermedad muy poco contagiosa y que las personas más proclives a contraerla son aquellas que viven en condiciones de extrema pobreza y hacinamiento y cuyo sistema inmunitario se encuentra debilitado, más accesible para los agentes patógenos. La doctora Nadal revela que en la actualidad hay tres focos mundiales donde persiste esta enfermedad, India, Brasil e Indonesia, que no menos de tres millones de personas están discapacitados por ella y que acumula 200.000 nuevos casos cada año.

Por vía respiratoria

"Los casos que tenemos en los países occidentales son importados, de inmigrantes. Se contagia por vía respiratoria y la provoca una bacteria que afecta a la piel y a los nervios", alecciona. Puede manifestarse en forma de aros blanquecinos que se forman en la piel y que tienen poca sensibilidad al dolor o por la aparición de "bultitos" que se extienden por la cabeza y las extremidades, explica la dermatóloga, que matiza que la aparición de uno u otro síntoma depende de las defensas del paciente. Cuando tiene las defensas más bajas, los bultitos son más habituales.

"Cuando hay afectación de los nervios, el enfermo puede perder la sensibilidad y desarrollar úlceras, fracturas y deformidades en las extremidades, fundamentalmente en las manos y en los pies", añade la jefa del servicio de dermatología de Son Llàtzer, que revela que los tratamientos de tres fármacos combinados "no son caros". Concluye la especialista admitiendo que en los países occidentales es una enfermedad que puede llegar a pasar desapercibida ya que lo habitual es ver muy pocos casos en las consultas.