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La fiesta en paz

Jugar al trile con datos turísticos

¿Vendrán cientos de miles de turistas más o menos? ¿La saturación es culpa de los hoteleros, de los extranjeros residentes o de quienes alquilan sus casas?

¿Viene un apocalipsis por exceso o por falta de turistas? B. Ramon

La posverdad se ha instalado cómodamente y a sus anchas en el mundillo turístico. En las últimas semanas los datos proporcionados por empresarios y gestores políticos son tan discrepantes que la única deducción posible es que alguien miente. O se apuntan a la posverdad, que suena más fino.

La nueva presidenta de los hoteleros se estrenó en el cargo asegurando que "ahora por ahora, ya vienen menos turistas con la ecotasa". El día anterior al inicio de Fitur es el que eligen los hoteleros para atizar al Govern de izquierdas de Balears. Gabriel Escarrer y Carmen Riu cantaron sus cuarenta a Francina Armengol en el foro ExcelturGabriel Escarrer Carmen Riu Francina Armengol Exceltur. Le dijeron, como no, que la ecotasa restaba competitividad a Balears y que eso se iba a traducir en un descenso de turistas. "Este año comenzamos la curva hacia abajo", aseguró Riu. Escarrer tildó la subida de "aberración" y aseguró que el incremento "se notará a medio plazo".

Al día siguiente del aquelarre hotelero en Madrid, todos los mayoristas turísticos auguraron en Fitur que el próximo verano se batirán nuevos récords de visitantes en Balears. El incremento de vuelos y la fuerza con la que sube el mercado nacional están en la base de estas previsiones optimistas.

En el foro Exceltur, los dos hoteleros criticaron la ley de alquiler turístico. "Demasiado poco restrictiva", para Riu. "Insuficiente" para Escarrer. Esta actividad es, en opinión de estos empresarios, la causante de males como la saturación o la turismofobia.

El Consell de Mallorca, que preside Miquel Ensenyat, acaba de presentar el proyecto de zonificación. O sea, dónde, cómo y por cuánto tiempo podrá dedicarse una vivienda al alquiler turístico. El objetivo, según Mercedes Garrido, consellera de Territorio es "preservar el derecho a la vivienda de los residentes". La frase es ambigua ya que, con mala intención, puede entenderse que alguien tiene derechos sobre las casas que ocupan los mallorquines.

Al día siguiente, Joan Miralles el presidente de Aptur, la asociación que agrupa a los propietarios, llegaba a la conclusión de que lo más probable es "que las viviendas que no se puedan regularizar acaben en manos del turismo residencial, descapitalizando la clase media mallorquina". O sea, noticia inédita, miles de casas serán vendidas a los extranjeros.

¿En qué quedamos? ¿Se acerca el apocalipsis por falta de turistas o por exceso? ¿Vendrán cientos de miles de turistas más o menos? ¿La saturación es culpa de los hoteleros, de los extranjeros residentes o de quienes alquilan sus casas? ¿Miles de mallorquines se sumarán a otros tantos que ya han vendido sus inmuebles a suecos, alemanes o rusos que buscan el sol del Mediterráneo?

Con tanta posverdad resultará que el mejor sistema para contar turistas era el que se utilizaba en el aeropuerto para designar a los pasajeros millonarios. Se escogía un vuelo procedente del extranjero, se elegía a una mujer preferentemente joven y al pie de la escalerilla la esperaban autoridades y un grupo de bailes folclóricos mallorquines.

La leyenda cuenta que nadie se percató de que en uno de los vuelos de los que salió la turista un millón viajaba la escritora Agatha Christie, que se quedó sin flores ni fotos.

Medio siglo después, las cifras continúan siendo igual de moldeables. Con tanto ruido y tanta posverdad resulta difícil tomar decisiones acertadas.

Un debate sereno requiere partir de bases ciertas. Las peores estrategias en la batalla, en los negocios y en la política son las que se adoptan a partir de unos datos erróneos. En esta misma sección ya se escribió que duplicar el precio de la ecotasa cuando aún no se ha consolidado es temerario. Sin embargo, no es serio proclamar las mayores catástrofes para Mallorca mientras se anuncian llenazos en los hoteles durante la temporada alta, se incrementan los precios de contratos con los operadores turísticos y hay fuelle financiero suficiente para acordar una subida salarial del 17% con los trabajadores.

Si Govern y hoteleros defienden una posición con datos falseados o tergiversados acabarán volviéndose en su contra.

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