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Crisis económica

Los bolsillos salen tímidamente de la crisis una década después

Los ciudadanos de Balears se acercan por fin a los niveles de bienestar previos a la recesión iniciada en 2008

Los bolsillos salen tímidamente de la crisis una década después

Los ciudadanos de Balears salen de la crisis, una década después, a cámara lenta. El presupuesto de las familias ha aumentado, pero también las cargas derivadas de la vivienda. Se consume más, pero no en ocio. Hay más personas trabajando, pero también más trabajadores que cobran menos de mil euros. Cada indicador positivo tiene letra pequeña. ¿La gente vive mejor? Vive más: la media de edad en las islas era de 81,4 años en 2008 y hoy se sitúa en 82,7.

Ya en el terreno puramente económico hay una primera constatación: los ciudadanos todavía no han alcanzado los niveles de bienestar de antes de la crisis, pero están en camino. En 2008 la economía ya evidenciaba síntomas de agotamiento y presentaba un tímido crecimiento del 1,4%. Ahora ya lo está haciendo al 3,3%.

Hace diez años “la economía estaba mucho más caliente que ahora”, explica Antoni Riera, economista y director técnico de la Fundación Impulsa. Lo demuestra el hecho de que hace una década la inflación se había disparado al 3,8%, porcentaje que a día de hoy se sitúa en el 1,2%. Este y buena parte de los datos utilizados para la elaboración de este informe han sido extraídos de la base de datos que custodia y enriquece Impulsa.

En los últimos años los distintos responsables del Govern balear, sin distinción de colores políticos, se han esforzado por retorcer algunas cifras y enmascarar otras para convencer a los ciudadanos de que el archipiélago estaba por fin saliendo de la recesión. Los datos macro demuestran que sí lo ha hecho; no está tan claro que la recuperación haya llegado también a los bolsillos.

El consumo ha subido del 1,6% de 2008 al 2,6%. Puede que los ciudadanos tengan más dinero, más confianza o ambas cosas, pero la realidad es que compran más que hace una década. Atrás queda el pírrico crecimiento del 0,1% registrado en 2010, cuando las familias trataban de sacar el máximo partido a cada euro mientras la destrucción de empleo no parecía tener techo.

Riera lo explica: “La economía ha recuperado niveles anteriores en términos de ocupación y de actividad. Pero todavía hay efectos de la recesión. Fundamentalmente más paro y más temporalidad. Y en términos de actividad estamos utilizando, como hicimos en 2008, un modelo intensivo en volumen y no tanto en valor. Con la diferencia de que hace diez años nos basábamos en la construcción y ahora en los servicios derivados del turismo. Es decir, no hemos ganado en eficiencia”, valora.

“La renta per cápita se ha recuperado, pero seguimos sin estar en niveles de 2008. Hemos recuperado niveles de actividad y de ocupación, pero no de bienestar”, asume.

Traducido en números, la renta per cápita en 2008 era de 25.893 euros, mientras que en 2016 -último dato disponible- era de 24.137 euros, un 6,8% menos.

El dinero fluye más que antes, pero eso no significa que los consumidores de las islas se permitan las mismas alegrías. El gasto en ocio era del 24% hace una década; hoy se sitúa en el 22,7%. Cines, bares y restaurantes siguen sin hacer las cajas que hacían antes de la crisis.

Puede que esta contención se explique por el hecho de que las economías de los hogares de las islas siguen lastradas por las excesivas cargas derivadas de la vivienda. En 2008 cada ciudadano dedicaba el 29,3% de su presupuesto al alquiler o la hipoteca. Ese porcentaje roza a día de hoy el 32%.

Y eso que las hipotecas han dado un respiro. Si en 2008 cada propietario pagaba un Euribor del 3,05%, ahora el índice se sitúa en el 0% después de muchos meses acumulando mínimos históricos. Tomando como referencia una hipoteca media de 150.000 euros a 20 años, los ciudadanos de Balears y del resto del Estado pagan hoy 677 euros al mes; hace diez años esta cifra superaba la asfixiante barrera de los mil euros.

El alquiler es el principal dolor de cabeza de muchas personas. Los inquilinos de hoy son los hipotecados de ayer. En 2017 el precio medio de alquiler superó el máximo histórico de 2007, dejando el metro cuadrado en 9,7 euros.

En conjunto, la renta media de los hogares en 2008 era de 28.848 euros; la cifra se elevó hasta los 30.859 euros en 2016, último año del que el INE tiene datos.

La tasa de paro ha ido adelgazando con el paso de los años, pero sigue por debajo de hace una década: si 2008 se saldó con un 10,2% de paro, 2017 cerró con un 12’5%.

En este capítulo hay un dato que sí sonríe al Ejecutivo balear: la cifra media de personas con empleo a lo largo de 2017 fue de 537.530, un 5,5% por encima de las que había en 2007, antes de que se iniciara la recesión.

Sin embargo estos buenos números ofrecen otra lectura. Los trabajadores que cobran menos de mil euros al mes subieron un 11,2% entre 2007 y 2015, según datos de la Declaración Anual de Retenciones e Ingresos a Cuenta sobre Rendimientos del Trabajo de la Agencia Tributaria.

En conjunto el salario medio en las islas ha crecido, mientras que la brecha salarial entre ambos sexos se ha mantenido sin grandes variaciones. Los hombres cobraron 23.411 euros brutos en 2015, último año del que el INE tiene datos, y las mujeres tuvieron que conformarse con 19.517 euros. En 2007 los varones cobraron de media 20.846 euros; las mujeres se quedaron en 16.627 euros.

La temporalidad era alta antes y también lo es ahora en una economía que pivota sobre el verano: solo el 70,7% de los contratos son indefinidos. En 2008 el porcentaje era muy similar, el 71,32%, lo que siginifica que se ha perdido una década a la hora de generar empleo de calidad.

El INE hace encuestas periódicamente para calibrar las condiciones de vida de la población. Y hace un retrato de Balears en el que la comunidad no sale muy favorecida. La tasa de riesgo de pobreza se situaba en el 18,1% en 2008, porcentaje que se incrementó hasta el 20,8% en 2016.

Aquel año el porcentaje de personas que aseguraban tener dificultades para llegar a fin de mes era del 16,2%, dato superior al 14,1% que se registró en 2008. En 2007, último año de alegrías económicas, el porcentaje se situó en el 10,9%.

Diez años después de la crisis, todavía hay un porcentaje significativo de hogares que se declaran incapaces de hacer frente a gastos imprevistos. El 30,4% de los hogares asumieron en 2008 su vulnerabilidad ante dispendios inesperados. En 2016 el dato subió dos décimas hasta el 32%.

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