Tres miembros de la cúpula de Banco Mare Nostrum (BMN), la entidad que absorbió a Sa Nostra han rechazado hoy, ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago PedrazSantiago Pedraz, la existencia de delitos de desvío de fondos o blanqueo de capitales en una serie de operaciones inmobiliarias de la desaparecida caja de ahorros balear y que causaron un descuadre de unos 130 millones de euros. Los declarantes, entre los que se encuentra el presidente de BMN Carlos Egea, comparecieron como testigos y atribuyeron el fracaso de las inversiones a la crisis.

Esta mañana han comparecido ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz Carlos, que investiga por un descuadre millonario a la cúpula de la desaparecida caja de ahorros Sa Nostra y a varios empresarios, Carlos Egea, presidente de BMN; Juan Antonio Zaragoza, subdirector general de inversiones y antiguo director territorial de BMN para Balears, y un responsable del departamento inmobiliario del banco apellidado Gil.

Los tres han prestado declaración como testigos ante el juez, el fiscal y varios abogados defensores, entre ellos Pedro Horrach y Eduardo Valdivia.

La fiscalía presentó dos denuncias contra la antigua cúpula de Sa Nostra, 21 miembros del consejo de administración y varios empresarios por una serie de inversiones inmobiliarias financiadas por la caja de ahorros entre 2005 y 2010 y que no llegaron a buen puerto.

BMN se hizo cargo de la dirección de Sa Nostra tras la fusión de junio del 2010. Los tres testigos no participaron directamente en las operaciones investigadas, pero sí que aportaron datos sobre la evolución de aquellos proyectos.

Los declarantes han asegurado que no han detectado indicios de desvíos de fondos o blanqueo de capitales en aquellos negocios. Las inversiones, cuyo objeto era urbanizar unos solares en Palma y en Manises (Valencia) salieron adelante, pero no se pudieron consumar, según los testigos, por la crisis.

Los terrenos llegaron a estar calificados como urbanos y se revalorizaron, pero en virtud de un decreto del ministro Guindos hubo que cedérselos al banco malo, el Sareb, una entidad creada para descargar del pasivo del ladrillo a los bancos españoles.