El régimen especial reivindicado por Balears o las críticas a la reforma laboral del PP y a las multinacionales se colaron en un acto que tenía como objetivo presentar el plan de industria que se quiere desarrollar durante el periodo comprendido entre este año y 2025.

La propia presidenta Francina Armengol fue la primera en lamentar que los objetivos que el Ejecutivo autonómico se ha marcado a la hora de diversificar la economía del archipiélago y mejorar su competitividad tienen como uno de sus obstáculos la falta del reivindicado régimen especial que ayude a eliminar las desventajas de la insularidad.

También el secretario general de CCOO-Balears, José Luis García, reclamó ese régimen especial, alegando que todas las prioridades que se han fijado, como el impulso a la industria o al empleo de calidad serían más fáciles de alcanzar si se dispusiera de las ventajas que se solicitan para compensar el hecho insular.

Pero la andanada más contundente la lanzó el secretario genera de UGT en las islas, Alejandro Texías, que al tiempo que se felicitó por contar con un Govern que cumple con sus compromisos criticó duramente las políticas que el Gobierno central ha desarrollado y no dudó en acusar al presidente Mariano Rajoy de "fastidiar" a Balears. Fue en ese momento cuando lanzó la frase que fue acogida con mayor sorpresa entre los presentes, al desear que ojala no estuviera en la Moncloa "Mariano, sino una tal Francina".

Las críticas a la reforma laboral del PP procedieron tanto de Texías como del conseller de Trabajo, Iago Negueruela, en el caso de este último vinculadas a la pretensión de Pepsi de cerrar su fábrica de Marratxí y al hecho de que los cambios en la legislación laboral impulsada por el Ejecutivo estatal permiten que una empresa plantee despidos simplemente para mejorar sus beneficios y sin tener un problema de pérdidas, al tiempo que dejan a las comunidades sin posibilidad de intervenir, como sí sucedía antes.

Negueruela indicó que precisamente multinacionales como Pepsi están abandonando las islas por una simple estrategia de maximizar esos beneficios, contra lo que no se puede actuar porque el Gobierno central lo permite, de ahí que defendiera la necesidad de apostar no por su permanencia en Balears, sino por aquellas empresas que sí quieren seguir en las islas, y señaló el caso del sector náutico, el manufacturero o el tecnológico.