Durante esta misma noche van a dormir en las calles de la isla más de 200 personas por no disponer de un hogar en el que refugiarse, según las estimaciones del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS. Y a lo largo de todo el pasado año, han sido más de mil las personas que han sido atendidas por las unidades de emergencia social por encontrarse en esta situación, aunque sea con carácter temporal. Según pone de relieve la directora insular de Incliusión Social, Teresa Vallespir, no existe otro colectivo tan vulnerable como éste.

Los datos del IMAS apuntan a que en estos momentos hay una población permanente de 'sin techo' en Mallorca compuesta por algo más de 200 personas (de las que unas 180 se encuentran en Palma y el resto repartidas por la part forana), muchas de ellas en esta situación desde hace más de cinco e incluso diez años. A ellos hay que sumar los que la padecen de forma temporal, debido a una pérdida de empleo o un problema familiar que les obliga a dejar su hogar, pero solo durante un espacio de tiempo limitado. Según los datos facilitados por Cruz Roja, que gestiona las citadas unidades (UMES), a lo largo del pasado año se ha dado servicio a casi 800 individuos que dormían en la calle solo provisionalmente, lo que sumado a los de carácter permanente suman el millar antes señalado.

Hay un dato a tener en cuenta: la mejoría en la situación económica y la recuperación del empleo que se está dado en la isla está permitiendo rebajar el número de población 'sin techo' de carácter temporal, pero se mantiene la que vive esta situación de forma permanente, con el agravante de que su número registró un aumento espectacular a partir de 2012, cuando la crisis llevaba ya algunos años golpeando a las familias de Mallorca.

La coordinadora de las UMES en Cruz Roja, Marga Plaza, coincide en la extrema vulnerabilidad de estos individuos señalada por Vallespir. En la mayoría de los casos se trata de varones de 45 a 60 años, pero que han llegado a esta situación por causas muy heterogéneas. En cualquier caso, suelen ser individuos incapaces de movilizar recursos en los que apoyarse (no suelen tener familia) y con un grave problema de aislamiento social.

Además, habitualmente registran problemas mentales (como depresiones) y de dependencia del alcohol o de otras sustancias, fruto del estado en el que se ven obligados a vivir. Y generalmente, arrastran una enorme desconfianza hacia los demás, lo que les lleva a rechazar el acudir a servicios sociales.

Problema más grave en invierno

La vulnerabilidad de este colectivo de la que hablan Vallespir y Plaza se agrava durante el invierno debido a las bajas temperaturas, lo que a su vez hace que se intensifique la labor de las UMES, como se refleja en el hecho de que entre los pasados días 10 y 14 se declarara una situación de emergencia por ola de frío y se intensificara el horario nocturno y las actuaciones de los citados equipos, al tiempo que el IMAS incrementó el número de plazas en sus centros de acogida disponibles para atender a este colectivo. Y todo apunta a que durante los próximos días podría volver a vivirse esta situación por un descenso de las temperaturas nocturnas.

Este equipo de emergencia social está compuesto por tres trabajadores sociales, una educadora social, tres monitores, un coordinador y un grupo de una decena de voluntarios, y cuenta con tres vehículos.

Uno de estos automóviles circula durante la noche y en estas fechas centra buena parte de su actuación en ofrecer bebidas calientes, alimentos y mantas a los 'sin techo' que tiene censados, o en acompañarlos a centros de acogida si lo desean para hacer frente a caídas en las temperaturas, aunque una parte de sus servicios se prestan a otros colectivos en situación de vulnerabilidad, como puede ser el caso de las prostitutas con el reparto de preservativos.

Los otros dos coches circulan de día y se dedica a hacer un seguimiento de la situación de estas personas y en acompañarles al médico si es necesario o a lugares en los que puedan mejorar su higiene, ayudarles a tramitar su documentación (los hay que no disponen de DNI) o trasladarlos a centros de desintoxicación. Pero sobre todo, según pone de relieve Marga Plaza, a tratarles como personas y a ganarse su confianza, un proceso que puede resultar muy largo. El objetivo es crear un vinculo con ellos que facilite su aceptación de la ayuda que se les puede ofrecer por parte del personal de las UMES.

¿De qué viven? La portavoz de Cruz Roja apunta que muchos obtienen sus precarios medios de la caridad, de trabajos marginales como aparcacoches o venta de chatarra y material desechado. o de su acceso a pequeñas ayudas económicas públicas y a los servicios sociales en los que pueden conseguir alimentos.

Actuación de la población

¿Cómo actuar ante una persona sin techo? Desde Cruz Roja se recomienta comunicar a los servicios sociales su presencia por si se trata de un individuo que todavía no se tiene censado.

Pero Marga Plaza apunta un aspecto que se considera básico: tratarlos como a personas y no como a invisibles. Es decir, en lugar de desviar la mirada al aproximarse a ellos, un simple saludo les ayuda a combatir su aislamiento. "Cada uno de ellos tiene una historia detrás, y es fácil juzgar sin conocer", añade.