"Esperamos que el próximo invierno haya en Mallorca 50 personas menos viviendo en la calle", afirma la directora insular de Inclusión Social, Teresa Vallespir. Porque antes de que acabe este año se quiere disponer ya de unos 50 pisos que se ofrecerán a otros tantos 'sin techo', tras haber sacado a concurso este nuevo servicio durante el verano. Para ello se dispone de un presupuesto de 1,4 millones de euros.

Estos inmuebles estarán mayoritariamente en Palma, por ser el municipio en el que se concentra la mayor población de personas sin hogar y que dispone de la mayor red de servicios sociales para atenderlos, aunque habrá también en municipios de la part forana de más de 20.000 habitantes y que dispongan de una buena red de comunicaciones con la capital, lo que abre la puerta, por ejemplo, a aquellos que se encuentran en el corredor ferroviario de Palma-Inca-Manacor.

La inmensa mayoría de estas residencias pasarán a contar con un solo inquilino que antes vivía en la calle, aunque se plantea la posibilidad de que una decena de ellas tengan un carácter tutelado para personas que viven habitualmente en centros de acogida, y en este caso tendrían tres inquilinos cada una.

Tres son las condiciones que deberán asumir los 'sin techo' a los que se facilite estas viviendas. La primera es comprometerse a aceptar un soporte profesional y a visitar semanalmente a un psicólogo o a un técnico para que se pueda hacer un seguimiento de su caso.

La segunda es respetar la convivencia vecinal para evitar que esta iniciativa termine generando problemas y el rechazo al resto de vecinos del inmueble.

Y la tercera es contribuir al coste del inmueble si se dispone de algún ingreso lo suficientemente elevado como para poder entregar hasta un máximo del 30% del mismo.

Este proyecto, conocido como Housing First (Primera Vivienda) ha obtenido excelentes resultados en Estados Unidos y ha sido aplicada ya en diferentes puntos de Europa, según afirma Teresa Vallespir. La coordinadora de las unidades de emergencia social de Cruz Roja, Marga Plaza, confirma este balance positivo, a la vista de la experiencia piloto que esta organización ha llevado a cabo en dos inmuebles.

Una "apuesta muy fuerte"

Teresa Vallespir reconoce que se trata de una "apuesta muy fuerte" por parte del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS, tanto por la inversión que se va a realizar (se destina a la misma la mitad del presupuesto de Inclusión Social de este año) como porque lo que se persigue es que este tipo de pisos vayan ganando fuerza en detrimento de centros de acogida como Ca l'Ardiaca ,o Sa Placeta, ya que estos últimos han demostrado que no sirven para solventar el problema.

Eso no supone en absoluto que las citadas instalaciones vayan a desaparecer, dado que son útiles para individuos que precisan de un seguimiento más constante, como puede ser en el caso de que exista alguna drogodependencia o algún problema mental grave. Pero no se oculta que el objetivo de la puesta en marcha de los pisos para personas sin techo es que esta población llegue a desaparecer prácticamente en su totalidad al haber conseguido que este colectivo entre en un proceso de normalización.

Fases del plan

La directora de Inclusión Social señala que en estos momentos se está terminando la elaboración de los pliegos técnicos de esta iniciativa, de forma que a mediados de este año ya pueda convocarse el concurso para que diferentes organizaciones ofrezcan una red de viviendas y las gestionen. Vallespir apunta que este concurso podría realizarse por lotes de 20 o 25 viviendas, de forma que esa gestión sea más fácil.

Una vez completada la adjudicación, la pretensión es que antes de que concluya el presente ejercicio, y consecuentemente antes de que se registren los descensos de las temperaturas más acentuados, estas nuevas residencias puedan estar ya en funcionamiento.