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Sanidad

Urgencias oncológicas con cita

Una usuaria denuncia que su marido no fue atendido de un malestar repentino porque no había llamado horas antes

Acceso a las urgencias oncológicas con un cartel que informa de su cierre que la gerencia de Son Espases negó.

"Mi marido se empezó a encontrar mal después de comer y nos desplazamos a Son Espases en nuestro coche porque sabíamos que le atenderían en las urgencias oncológicas hasta las ocho de la tarde. Cuando llegamos al hospital de día y pese a que no había ningún paciente en la sala de espera, salió una enfermera y nos preguntó si habíamos llamado por la mañana para pedir cita. Al decirle que no, nos dijo que no se nos podía atender allí y que teníamos que acudir a las urgencias generales".

Así comienza el relato de su periplo sanitario una mallorquina residente en la part forana cuyo marido está siendo sometido a tratamiento contra el cáncer en Son Espases.

"Al llegar me equivoqué y aparqué enfrente de urgencias, en la planta menos dos. Mi marido se encontraba muy mal y estaba vomitando por lo que me dirigí a un sanitario para que me dejaran una silla de ruedas para llevarle hasta el hospital de día, situado dos plantas más arriba. Pero me dijeron que solo tenían una, que no me la podían dejar, y me sugirieron que le subiera en coche. Al final, como pudimos, llegamos hasta las urgencias oncológicas donde la enfermera nos dijo que sin cita previa no se nos atendería", continúa.

Goteros con esparadrapos

Así que tuvieron que volver a las urgencias generales, donde se encontraron con un espectáculo dantesco. "Estaban desbordados. En la zona que denominan spa había entre 20 y 25 pacientes en butacas con tan solo tres o cuatro palos para los sueros y la medicación, de manera que pegaban las vías de los enfermos en la pared con esparadrapos, de manera que los más pesados se acababan cayendo al suelo", describe el panorama.

Accedieron a las urgencias en torno a las siete de la tarde y a las diez y media de la noche, la mujer, preocupada, fue hablar con el sanitario responsable del spa.

"Yo podía estar con él en urgencias porque mi marido se encontraba muy mal y nos pusieron la pegatina que me autorizaba a estar allí. Estaba preocupada por dos cosas. La primera, porque tenía que ponerse una inyección de heparina para prevenir la formación de coágulos media hora antes de cenar. Y la segunda porque tiene que hacer cinco comidas al día y eran las diez y media de la noche y no había comido nada desde el mediodía. Afortunadamente mi marido había cogido una inyección antes de salir de casa y el enfermero se la puso en la butaca, cuando le habían dicho que era preferible que se la inyectase estando tumbado. Para solucionar lo de la comida, nos trajo un zumo diciendo que no tenía nada más, por lo que tuve que salir corriendo a comprarle alg0", explica la mujer.

Esa noche pudieron regresar finalmente a su domicilio aunque al día siguiente, 4 de enero, su marido volvió a amanecer con molestias. Vista la experiencia anterior, llamaron al hospital de día y les citaron a las cuatro y media de la tarde, pero como las molestias menguaron, cancelaron la visita.

Al día siguiente, víspera de Reyes, el malestar volvió. "Llamé para concertar la cita y me dijeron que ya no tenían huecos para esa tarde. ¡Y eran las once de la mañana!", mostraba ayer aún su indignación.

Pero su experiencia en un servicio de urgencias desbordado por el repunte de las patologías respiratoriasrepunte de las patologías respiratorias no acabó aquí, pese a que la mujer quiere destacar el excelente trato recibido por los profesionales del servicio.

Junto a un indigente

"El pasado domingo tuvimos que volver, esta vez en ambulancia, por un empeoramiento de mi marido. Como llegamos a la una y media de la tarde, en uno de los tres turnos en los que dejan acceder a los familiares, pude entrar con él. Volvían a estar desbordados. A mi marido le ubicaron en una camilla junto a un paciente que estaba atado, roncando y que se había hecho todas sus necesidades encima. El olor era insoportable. Yo misma tuve que abanicar a mi marido para que no se desmayara. Unas enfermeras me dijeron que habían avisado al servicio de limpieza pero que no habían ido. Primero trajeron ambientadores de sus vehículos y, finalmente optaron por limpiar ellas mismas la zona y tirar la ropa del paciente, al parecer un indigente habitual en el servicio", concluye su esperpéntico relato esta usuaria del hospital de referencia.

Preguntada sobre estas urgencias oncológicas con cita, la gerencia de Son Espases aseguró ayer que los días 3, 4 y 5 de enero hubo en el hospital de día un oncólogo de guardia y que hay registro de actividad, esto es, que se atendieron a pacientes. Como se recordará, el servicio de oncología de Son Espases decidió cerrar este servicio de urgencias vespertino por falta de personal desde el pasado mes de julio. Tras ser denunciado este hecho por DIARIO de MALLORCA, el IB-Salut ordenó su reapertura a finales del pasado mes de noviembre.

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