Dos de cada tres comedores de Mallorca suspenden o consiguen un "aprobado rascado" en sus condiciones de higiene o estado de sus alimentos, según se desprende de los controles realizados durante el pasado año por la conselleria de Salud, que además han dado lugar al cierre de 23 de ellos y a la inmovilización de alguno de sus productos en otros dos. "Una Comunidad turística no se puede permitir unos índices como esos", lamenta la jefa del servicio de Seguridad Alimentaria, Margalida Buades.

Porque los resultados de la campaña de inspecciones realizadas durante el pasado ejercicio en restaurantes, cafeterías, hoteles, comedores escolares, residencias e industrias elaboradoras de platos precocinados distan de ser óptimos. En Mallorca se llevaron a cabo 3.071 controles, que permitieron detectar 2.618 incumplimientos. Un dato a tener en cuenta: hay locales que mostraban más de una deficiencia.

El resultado de estos controles ha sido el cierre de 23 comedores de la isla y dos inmovilizaciones (una en Marratxí y otra en Pollença). Estas últimas suponen que el restaurante puede seguir abierto, pero se impide que se ofrezca algún tipo de producto en el que se han detectado deficiencias.

Estos 25 casos son los más graves, pero el total de expedientes sancionadores propuestos en Mallorca asciende a 125 (incluyen los cierres), con propuestas de sanción que se suelen mover entre los 2.000 y los 5.000 euros, según señala Margalida Buades.

Pero tan significativo como los cierres y las multas son las puntuaciones que los inspectores de la conselleria de Salud conceden a los comedores controlados y que oscilan del cero al cinco.

Malas puntuaciones

Según señala la jefa del servicio de Seguridad Alimentaria, se da un cero al establecimiento cuya situación es "horrible, un absoluto desastre". Y esa nota se ha dado a 15 comedores mallorquines, es decir, a un 1% de los revisados.

La puntuación de 1 se da a un local que "está sucio y que no reune las condiciones, pero que no pone en peligro la salud de sus clientes, por lo que solo se cierra en algunos casos". En este grupo aparecen 14 establecimientos, es decir, también un 1% del total.

Con una puntuación de 2, correspondiente a los negocios que presenta deficiencias pero sin llegar a la gravedad de los anteriores, se ha asignado a 275 comedores, es decir, a un 12%.

Un 50% de los establecimientos revisados en Mallorca (1.104) se quedan con la puntuación de 3, lo que según Margalida Buades implica que "consiguen un aprobado rascado".

"Los inspectores solo nos sentimos cómodos en aquellas instalaciones que consiguen una puntuación de 4 o 5", es decir, en los que presentan una buena e incluso muy buena situación, destaca la jefa del servicio. Pues bien, con una nota de 4 aparecen 642 establecimientos (el 29% del total) y con 5 hay 157 (el 7%).

Eso supone que solo sacan buena nota aproximadamente uno de cada tres negocios inspeccionados (el 36%), algo que lamenta la representante de la conselleria de Salud. En su opinión, un territorio que vive del turismo debería dar un giro radical a esta situación, y hacer que la nota de 4 y 5 quedara en manos de más de un 60% de los establecimientos de restauración.

Margalida Buades señala dos motivos fundamentales que explican la deficiente situación de una parte importante de la restauración mallorquina. El primero de ellos es la fuerte demanda que estos negocios registran durante la temporada turística, que en ocasiones supera su capacidad y hace que se registren deficiencias en aspectos como la limpieza o en presentar una saturación de sus cámaras frigoríficas y una deficiente conservación. A ello se puede sumar la insuficiente formación en la manipulación de alimentos por parte del personal que se contrata como refuerzo para hacer frente a estas puntas de trabajo ocasionales.

Pero añade un segundo factor que explica los malos resultados obtenidos: la falta de profesionalidad. La jefa del citado servicio recuerda que la restauración ha servido como sector refugio de muchas personas que buscaban una vía para salir del paro o para mejorar sus ingresos, sin contar con la preparación necesaria para gestionar este tipo de negocios.

A la hora de señalar las deficiencias más detectadas, de los 2.618 incumplimientos registrados en la isla, 1.004 son estructurales, es decir, deficiencias en la construcción, disposición o carencia de equipos.

En 956 se trata de fallos operacionales, que se centran en la falta de higiene y en el manejo inadecuado de los alimentos.

A ellos se suman 652 sobre información alimentaria, sobre todo en lo relacionado con alérgenos e ingredientes no declarados.

Finalmente hay seis por la detección de productos que pueden suponer un riesgo para la salud de los consumidores.

Esta vigilancia es ejecutada por 33 inspectores en el archipiélago, de los que 23 se encuentran en Mallorca. Tres son los tipos de actuación que llevan a cabo en esta materia. La primera son los controles que se realizan sin avisar y que sirven para evaluar las condiciones del establecimiento en el momento de la visita. En segundo lugar están las auditorías que se llevan a cabo acordando la visita con el establecimiento. Finalmente, aparecen las tomas de muestras para comprobar que los alimentos que se sirven no suponen un riesgo para los consumidores.