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Sanidad

"Un 30% de los ancianos frágiles que ingresan en un hospital salen peor que como han entrado"

Miquel Oliver: "En los sectores de Manacor e Inca se está desatendiendo a las personas mayores"

El doctor Oliver, posando en los jardines de este diario. Guillem bosch

¿Qué hace un geriatra?

Afrontar las enfermedades de las personas mayores, las enfermedades crónicas que les afectan. Y buscar el impacto del envejecimiento sobre el estado de la salud. En definitiva, atenderles globalmente, holísticamente, también en su deterioro cognitivo y social. Y ayudarles cuando se trate de analfabetos sanitarios. No sería la primera vez que he tenido en la consulta a una persona de 92 años que nunca antes había tenido relación con el Servei de Salut.

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Sí, aunque parezca increíble en unos momentos que se habla mucho del empoderamiento del paciente que pretende que este gestione su enfermedad siempre que sea posible. Está demostrado que el veinte por ciento de los mayores de ochenta años tienen algún deterioro cognitivo y precisarán de cuidadores para gestionar su enfermedad.

¿A partir de qué edad se convierte uno en una persona mayor?

Se considera un paciente geriátrico a una persona que tiene entre 75 y 80 años, pero hay que ser muy flexibles con esta consideración. Hay centenarios que están corriendo el maratón de Nueva York. Por eso no hay que tener clichés estrechos para definir a estos pacientes. Una persona puede llegar muy bien a los ochenta mientras que otra lo hace muy deteriorado.

¿En qué se basan para definir a un paciente geriátrico?

La definición de un paciente geriátrico se basa en cuatro aspectos: la edad cronológica, las enfermedades que padece y el impacto de estas enfermedades sobre su situación funcional, tanto física como psicológica.

¿Y el cuarto?

Su grado de fragilidad social, su soledad, su nivel educativo, su falta de cultura sanitaria de la que hablábamos antes, de su dificultad para integrarse en el sistema sanitario.

Ahora se considera mayor a una persona de ochenta años. ¿A qué edad se consideraba a una persona anciana hace treinta años y a qué edad lo será en unas décadas?

En el pasado más reciente, una persona ya era anciana a los 65 o 70 años. Ahora es a los ochenta y en el futuro es difícil de predecir. Pero el envejecimiento biológico humano es inexorable. Retrasar el inicio de la enfermedad y de la dependencia hasta edades más longevas es una labor de todo el Sistema Nacional de Salud, no solo de los geriatras. Ya se está viendo el impacto de medidas preventivas en el retraso del deterioro humano.

¿Cómo cuáles?

El control de la tensión arterial, por ejemplo. Se ha demostrado que previene la aparición de ictus y de episodios cardiovasculares. Y también que retrasa el inicio del deterioro cognitivo.

Veo que no quiere aventurarse a fijar una edad en la que se considerará a una persona mayor en el futuro...

Sí, porque no nos gusta definir a nuestros pacientes por su edad cronológica. En el año 2050, el 35% de la población española tendrá más de 65 años. Habrá por tanto un colectivo mayor de pacientes frágiles que precisarán de más medidas preventivas, más hábitos saludables y más rehabilitación.

En estos momentos, ¿qué porcentaje de la población es mayor de 65 años?

En torno a un 16%. Ahora somos el quinto país del mundo más envejecido tras Francia, Japón y algunos países nórdicos, no recuerdos cuáles. En el año 2050 subiremos hasta la tercera posición tras Japón y Corea del Sur, según las proyecciones de envejecimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Para cuánto tiempo estamos diseñados para vivir?

La expectativa de vida máxima para la especie humana es de 115 o 120 años. Pero ya se están detectando casos de personas más longevas.

¿Es cierto que los gurús de las nuevas tecnologías están invirtiendo mucho dinero en investigaciones para alargar la vida y conseguir de esta manera lo único que no pueden comprar: tiempo?

Sí, hay una corriente antienvejecimiento en Estados Unidos y Europa que aborda el envejecimiento como si fuera una enfermedad y propone medidas para alargar la vida como la criogenización. Y en realidad no estamos hablando de una enfermedad concreta sino de una degeneración global. Los geriatras sostenemos que el principal tratamiento antienvejecimiento es hacer ejercicio incluso a edades muy avanzadas.

¿Qué se va perdiendo con la edad?

Se pierde la capacidad de hacer frente a los agentes estresantes como pueden ser un virus, una infección, un traumatismo, enfermades concretas... El sistema inmunológico se hace más débil, por eso se recomienda a las personas mayores vacunarse cada año contra la gripe o ponerse un recuerdo de la vacuna del neumococo a partir de los 65.

¿Qué parte de nuestra longevidad viene determinada por los genes y cuál por cómo nos conducimos en la vida?

Las dos son igualmente importantes. Hay poblaciones con más carga genética, pero los factores ambientales son también muy importantes.

¿Es partidario de limitar las prestaciones sanitarias a los pacientes de elevada edad?

Conforme avanza la tecnología, se hace menos agresiva y beneficia cada vez a más personas. Hace treinta años solo se operaban de cataratas los ancianos que casi estaban ciegos. Hoy se operan a los 70 y 80 años de manera ambulatoria. Por eso no dejamos de intervenir por la edad, sino por la situación global del paciente. Y para ello se requiere una valoración geriátrica integral.

¿Cree que a este país vienen ancianos europeos para beneficiarse de tratamientos o intervenciones que en sus países no se les dispensa precisamente por su elevada edad?

Yo no suscribiría eso. Puede que en Europa tengan más servicios y prestaciones que nosotros. Y si se diera esta situación, creo que sería solo en casos excepcionales. Creo que nuestros servicios sociales vigilan para que solo se actúe en casos de urgencia, que no se les dé tratamientos que puedan programarse en sus países de origen.

¿Cómo está envejeciendo la población balear?

Somos algo más jóvenes que comunidades como Castilla y León o Castilla-La Mancha o Asturias por los flujos migratorios. Nuestra esperanza de vida a los 65 años es de entre 19 y 20 años en las mujeres y de 16 o 17 entre los hombres. Aunque un 40% de ese tiempo lo pasaremos con alguna situación de dependencia en alguna de nuestras actividades diarias. Esto nos obliga a planificar la atención a la dependencia.

¿Obligará esto a cambiar el actual modelo sanitario centrado en los hospitales de agudos?

Sin duda. Hay que adecuar los hospitales de agudos y dotarlos de unidades geriátricas de agudos, algo de lo que hoy en día solo dispone el hospital Sant Joan de Déu. Y la unidad de subagudos del Verge de la Salut. En Son Espases han montado hace un año una unidad de pluripatológicos con 20 camas en la que el 90% de los pacientes son geriátricos.

¿Le parece suficiente?

No. Tan solo el Sant Joan de Déu cuenta con todas las unidades geriátricas de las que hay evidencia que son eficaces.

¿Cuáles?

La de agudos, las unidades de media y larga estancia, el hospital de día geriátrico, consultas externas y ortogeriatría, que atiende a los ancianos con fracturas.

¿Cuántos geriatras trabajan para el Servei de Salut?

Dos. Uno en Can Misses y yo, que estoy en el Verge de la Salut desde el año 1996.

Angélica Miguélez, responsable de la atención a la cronicidad en el IB-Salut, me aseguró el pasado mes de febrero, durante la presentación de una reforma del hospital de la Sang, que tenía a tres geriatras y que en marzo contratarían a otro para Manacor.

El de Menorca trabaja en una residencia de ancianos pública y el del hospital de Manacor todavía no ha sido contratado, aunque hay previsión de hacerlo.

¿Considera estos recursos suficientes para una Conselleria que ha apostado por la atención a la cronicidad?

No. Hay sectores como el de Manacor e Inca que no tienen geriatra y en los que se está desatendiendo al anciano frágil. A unos pacientes que con una atención correcta podrían mejorar su funcionalidad a medio plazo y evitar así su ingreso en una residencia.

¿Mejorar su atención resultaría coste-efectivo?

Por supuesto. No entrarían en una residencia tan pronto y se retrasaría las ayudas domiciliarias y las ayudas a la dependencia. Hay evidencia científica de que si su atención en el hospital estuviera liderada por geriatras, mejoraría mucho su situación.

Póngame un ejemplo.

Está demostrado que hoy en día un 30% de los ancianos frágiles que ingresan en un hospital salen deteriorados funcionalmente, peor que como han entrado. Los únicos que hoy miden este impacto son los geriatras. Y cuando no los hay, no hay un abordaje integral del paciente.

¿Cómo se evita el deterioro?

Estableciendo la fecha del alta desde el momento del ingreso; previniéndose la inmovilidad; optimizando la comunicación con el paciente; facilitándole el acceso al baño por sí solo; promoviendo medidas rehabilitadoras con el terapeuta; revisando la medicación que toma para evitar interacciones negativas; controlando su alimentación y monitorizando su situación mental, que se ve alterada en un 40% por el ingreso hospitalario.

Si finalmente se ejecuta el proyecto de Son Dureta, ¿para cuánto tiempo tendremos solventadas nuestras necesidades sociosanitarias?

Antes de hablar de nuevos complejos nos tendríamos que preocupar por garantizar una infraestructura segura para nuestros ancianos enfermos.

¿Por qué lo dice?

Por el deterioro del hospital de la Sang y del Verge de la Salut, donde hemos tenido dos inundaciones, una en verano del 2016 y otra hace dos meses, en las que tuvimos que cerrar 5 de las 15 habitaciones para pacientes geriátricos con las que contamos.

¿Con qué equipo de enfermería cuenta?

Trabajan tres profesionales en el turno de mañana y en el de tarde y dos en el de noche. Y una trabajadora social que viene los miércoles

¿Cuentan con la especialidad de enfermería geriátrica?

No se les ha exigido la especialidad, aunque sí una cualificación, haber hecho algún curso. El problema es que en este último año se han hecho 140 contratos de enfermería, la rotación ha sido altísima. La dirección (Verge de la Salut depende de Son Espases, de su gerente Josep Pomar) no ha demostrado en ningún momento querer favorecer la estabilidad en el equipo de valoración geriátrica. Y si alguien piensa lo contrario, que vengan y me lo digan.

¿Realiza valoraciones de pacientes geriátricos ingresados en Son Espases?

No.

¿Lo hacía en Son Dureta?

Sí.

¿Y por qué no en Son Espases?

Porque existe una gran competencia entre las diferentes especialidades médicas por hacerlas.

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