El juez Penalva recuerda que no hay ninguna norma que le prohíba comunicarse con testigos, sobre todo si se trata de personas que están sufriendo una grave situación personal como consecuencia de su colaboración en la causa. Lógicamente, se refiere a la madame, con quien el juez mantiene conversaciones vía WhapsApp en el que utiliza en ocasiones la palabra "hijo de puta". Penalva afirma que se trata de una palabra sin ninguna referencia a una persona concreta, y que es un lenguaje que utiliza habitualmente cuando habla con sus propios amigos. Detalla que es la primera vez que facilita su número de teléfono particular a una testigo, pero que lo hizo en una situación muy especial. Se trataba de una persona que vivía una constante angustia personal y familiar, debido a que la estaban amenazando, e incluso se le propinó una paliza, cuando desveló graves delitos que implicaban a Cursach y a otros investigados de la causa. Estas conversaciones, según insiste el juez, nada tienen que ver con un supuesto intento para dirigir sus declaraciones, como han insinuado algunos de los abogados que le han recusado. Asegura que se trata de mensajes de ánimo para arropar a la testigo y, sobre todo, para insistirle en que cuente la verdad de todo lo que está declarando. Penalva, para justificar este trato especial dispensado a la madame, denuncia que se ha demostrado que en este caso los testigos están solos, desamparados y están corriendo un grave riesgo.
