La fama le llegó a Cristina López Negrete en su calidad de acusación popular en el caso Nóos. La abogada se hizo famosa en toda España cuando el juez Castro imputó a doña Cristina, popularidad que creció durante la larga vista oral al ser la única parte que pidió la condena de Cristina de Borbón.

La Audiencia absolvió a la infanta y recriminó a Negrete que hubiera mantenido la acusación contra ella tras la celebración del juicio y en vista de la total ausencia de pruebas incriminatorias.

Negrete, cuando se conocieron las graves acusaciones que pesaban contra el secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad, acusó a éste de engañarle y de utilizarla en sus supuestos fines espurios.

Pese al encarcelamiento de Bernad, la abogada decidió seguir adelante con la acusación popular contra la Infanta. Tras la vista renunció a defender al sindicato, que fue condenado a pagar las costas por su temeridad.