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Boulevard

El PSOE avaló ante el Parlament la juerga caribeña de Barceló

El obispo nacionalista Sebastià Taltavull no adoctrina lingüísticamente, y realiza intervenciones íntegramente en castellano cuando visita iglesias de su diócesis en zonas de aluvión

Francina Armengol comunicó con sobrada antelación al Parlament que su vicepresidente "no podrá" asistir al pleno "por motivos personales". Sin embargo, la presidenta no sintió la curiosidad sobre los motivos de una ausencia de la que es responsable.

El lunes 27 de noviembre, Pilar Costa envió un escrito con su firma a Balti Picornell. La consellera de la Presidencia informaba al presidente del Parlament de la “Ausencia del vicepresidente y conseller de Innovación, Investigación y Turismo del pleno del 5 de diciembre”. Se trataba de “coordinar la actividad de los miembros del Govern”, así que “os comunico que el vicepresidente Gabriel Barceló no podrá asistir al pleno por motivos personales”. Es decir, el ejecutivo balear en pleno avala a través del PSOE las vacaciones caribeñas de su vicepresidente.

Cuando acaben ustedes con la carcajada que provoca este documento oficial, demostraremos que es la mejor síntesis de otra semana aciaga. En primer lugar, la fecha, más de una semana antes del viaje y con tiempo suficiente para preguntarle a Barceló por su “ausencia”. En segundo lugar, la “consellera de Presidencia”, lo suficiente próxima a Francina Armengol para que la presidenta no pueda fingirse hoy boquiabierta por lo ocurrido. En tercer lugar, la perspectiva de un “pleno” crucial que obligaba a justificar la inasistencia. En cuarto lugar, la apelación orgullosa a la “coordinación del Govern”, claramente desatendida en este caso. En quinto lugar, la curiosa expresión “no podrá”. Un viaje a Punta Cana, la Playa de Palma de Santo Domingo, para disfrutar gratuitamente en el Hotel Bielive no suena a impotencia, sino a juerga. Otro ejemplo de que los políticos soberanistas no se han liberado de su provincianismo secular. En sexto lugar, la risible excusa de los “motivos personales”. Hay muchas formas de denominar a la grabación de un programa de televisión, pero cuesta calificarlo de asunto privado.

Armengol tenía la obligación de saber dónde estaba Barceló, y el documento en que el Govern avala su ausencia así lo demuestra. Provoca escalofríos que la presidenta pueda pasarse una semana sin contactar con su número dos. El Consolat posee efectivos sobrados para saber dónde se encuentra cada conseller en todo momento, por si surge una Ley Matutes que Més piensa votar contra el PSOE. La única excusa de la presidenta es que contemplara el viaje caribeño como la oportunidad de que Barceló se quedara allí para siempre.

Iba a ser la semana en que pensábamos congratularnos de que Maria Antònia Munar vaya camino de dejar de ser una presa, para volver a convertirse en una millonaria a secas. En cambio, se instala la convicción de que Barceló y Més hacen lo que quieren porque no hay un Govern. El PSM pretende ningunear a la presidenta, como a su predecesor Francesc Antich. El cobrante Mateu Morro, una de las personas que más daño ha hecho a la izquierda y apoyo entusiasta de las políticas de Biel Company, se autoproclamó conseller de Agricultura en el primer Pacto. Bel Busquets también se erigió en “plan A” con maneras napoleónicas.

Més verá cumplido su sueño electoral, no pasar de cinco diputados para aplicar una disciplina férrea. Se acabó el ecumenismo de las camisetas verdes, vuelve el talibanismo. Con la diferencia de la entrega de la cabeza de Biel Barceló, que el PP jamás hubiera realizado. La izquierda no es mejor que la derecha, pero la derecha es peor que la izquierda.

Cada vez que un médico conservador aboga por la supresión del catalán en Mallorca, para después encarecer la imprescindible comunicación con el enfermo en el acto curativo, pueden estar seguros de que en algún momento añadirá la coletilla de que “no hay que cambiar la ley con cada nuevo Govern”. Esta fórmula insultante solo se utiliza cuando gobierna la izquierda, y pretende resaltar que el progresismo siempre es ilegítimo por usurpador. Solo se debe legislar desde la derecha, y lo que el PP ordena en esta tierra no lo debe separar ni Dios en el cielo. A continuación, a eso lo llaman ciencia médica.

A propósito, los vencedores nacionalistas corsos exigen que en determinadas zonas no pueda comprar una casa quien no acredite cinco años de residencia en la isla. Estos franceses, siempre tan retrógrados. Aquí sacamos delictivamente de las casas a los mallorquines, para sustituirlos por suecoalemanes que no sabrían localizar su residencia en el mapa.

Más a propósito, Sebastià Taltavull practica el adoctrinamiento en cuanto que predica la doctrina de la segunda religión verdadera. Ahora bien, se guarda del adoctrinamiento lingüístico catalán y menorquín, al presentarse en barriadas de aluvión con un discurso íntegramente en castellano. No desea que Ciudadanos le envíe al Defensor del Pueblo, como en el informe contra los profesores mallorquines que demuestra que siempre se puede caer más bajo.

Se me acusa de notificar la cena de Navidad de Son Espases a 37 euros, y de olvidarme de Son Llàtzer. Es que allí no habrá ágape, por falta de quórum. Otra suspensión en un hospital de aguas revueltas, con un rosario de dimisiones en el vértice médico. Se resisten a que se les trate de comarcales.

Elías Torres gana el Premio Nacional de Arquitectura silenciosamente. Cuando Jaume Matas convocó un concurso de proyectos para el ParcBIT con participación de Richard Rogers, Norman Foster o Jean Nouvel, el ibicenco presentó una reproducción del pueblo de Sencelles. Sin quitar ni añadir una casa, con las fotos de la villa para detallar su apuesta. Se trata sin duda de su obra más augusta y, por supuesto, de una reivindicación desatendida.

Reflexión dominical anhelante: “Així envelleixen/ els ossos/ mentre m’arrenques/ el desig/ de créixer fora de tu”. (Lucia Pietrelli, Violacions).

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