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Análisis

La tentación vive en el piso de arriba

La tentación vive en el piso de arriba

Biel Barceló ha desperdiciado los talentos evangélicos que le otorgaron los electores para que la cosa pública fuera más favorable al interés general y no se inclinara, como siempre, en pro de los especuladores y potentados.

Entre sus logros destacan la reimplantación de la ecotasa, un impuesto justo para compensar a los habitantes de Balears por todo lo que ofrecen gratis a los turistas, y el intento de poner orden en la jungla del alquiler turístico, con miras a salvaguardar los derechos de las víctimas colaterales de ese boom.

Pero en el pasivo del dimitido vicepresident del Govern hay mucho plomo.

El curtido dirigente nacionalista de izquierdas se labró una buena fama en sus muchos años en la oposición contra el PP. Barceló no desfalleció nunca a la hora de denunciar las múltiples felonías de algunos dirigentes conservadores, entre ellos el expresident Jaume Matas, y tampoco se achantó para defender sus ideales.

Pero cuando le llegó la hora de gobernar le entró la pájara y así ha acabado. La tentación vive en el piso de arriba y el también exconseller de Turismo no ha sabido vigilar, velar para evitar tratos de favor a sus amigos del partido y a poderosos empresarios. El último patinazo de Barceló ha sido por olvidar su rol público e irse a un viaje gratis total con los colegas del fútbol y pagado por Air Europa. Barceló medita ahora dejar la política, quizás sería una buena decisión vistas sus faltas de atención.

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