Biel Barceló encara su jornada más difícil. Las vacaciones pagadas por el empresario turístico Juan José Hidalgo en Punta Cana al vicepresidente del Govern han hecho estallar a la mayoría de Més per Mallorca en contra de su líder. Ayer por la tarde-noche el partido se encontraba literalmente en shock. "No podemos justificar este viaje de ninguna manera", era la opinión predominante. La cúpula se reúne esta tarde: en función de las explicaciones que dé Barceló ante los suyos, se le dejará caer o se le mantendrá conectado artificialmente. En su partido le dan por amortizado, pero no quieren que el Consolat ni los podemitas les marquen la agenda.

Por vez primera la mayoría de cargos, tanto de Palma como de la part forana, se alinean y censuran sin matices la conducta de su líder. "Está acabado, no le podemos defender", era la expresión más común, en caliente y en conversaciones internas a través de la mensajería móvil ayer al final del día. Barceló encontró poca o ninguna defensa a su viaje realizado de espaldas al partido y al Govern, que ha trascendido a través de Diario de Mallorca.trascendido a través de Diario de Mallorca La crisis más grave protagonizada hasta el momento por Barceló, el caso Contratos, ha pasado a un segundo plano. "Esto [las vacaciones caribeñas] no hay argumentario que lo defienda, no tiene más salida que irse", sentenciaba un miembro destacado de la formación. "Él solito se ha enterrado, punto y final", apostillaba un alto cargo de Més en el Ejecutivo.

Esta mañana, se impone el debate más sosegado y la adopción de medidas. A primera hora se ha acordado suspender la reunión extraordinaria de seguimiento del Pacto para analizar la delicada situación en la que queda el número dos del Govern. Més ha solicitado tiempo a sus socios del PSOE y Podemos; quiere debatir internamente y sin presión. En su lugar la ejecutiva ecosoberanista se ha citado de urgencia para primera hora de la tarde, en un encuentro que se prevé tenso y largo. "Nadie sabe qué pasará, pero tendrá que pasar algo", afronta un dirigente la convocatoria.

La manera como ha actuado Barceló ha provocado un profundo malestar en Més. Hay una gran incógnita sobre el desenlace, pero en estos momentos el vicepresidente carece de apoyos. Barceló es un referente para Més, es quien ha catapultado la marca a su mayor hito electoral; pero también es su lastre más importante en lo que llevamos de legislatura. No ha gustado que el vicepresidente se ausentara de la votación la semana pasada de la polémica ley Matutes, ni que ocultara, incluso a sus más allegados, que lo hacía para irse gratis a Punta Cana.

Hay en esta crisis un salto cualitativo: las críticas ya no vienen solo del sector de IniciativaVerds, liderado por Fina Santiago, el más exigente cuando se producen errores de calado. La consellera de Servicios Sociales abrió ayer la espoleta al censurar públicamente el comportamiento de su protegido, aseverado en la cadena SER que Barceló "por responsabilidad no debería haber aceptado el regalo". Santiago no actuó como un verso suelto, sino que el mensaje había sido previamente pactado. El PSM, que sigue siendo la corriente de peso dentro de Més, desaprueba la escapada de Barceló a la República Dominicana a cargo del propietario de Air Europa y Globalia. En este giro copernicano está la clave de lo que ocurra hoy con Barceló.