Las praderas de posidonia oceánica constituyen un hábitat marino de primer nivel y son una especie catalogada con la máxima protección por parte de la Unión Europea, entre otras cosas porque su presencia es vital para el mantenimiento del ecosistema de toda la costa. Balears es la comunidad autónoma de España con más extensión de esta emblemática planta marina. Por este motivo, la conselleria de Medio Ambiente ha recuperado el proyecto de monitorización de las praderas con el objetivo de vigilar el crecimiento, sus amenazas y su entorno. Se utilizan fondos de la ecotasa para instalar estaciones de control en los puntos claves de las praderas, después de que en 2012 el Govern del PP decidiera desmantelar las zonas de control.

El proyecto de monitorización consiste en instalar estaciones fijas de muestreo a lo largo de la costa de las islas. El objetivo primordial es evaluar el estado de salud de las praderas de posidonia oceánica a escala regional. Los resultados de estos análisis "permitirán diseñar políticas de gestión efectivas para la preservación de este valioso hábitat marino", explican desde Medio Ambiente.

Balears cuenta con una superficie de unos 633 kilómetros cuadrados de praderas de posidonia oceánica situada a lo largo de su costa, muy cerca de la orilla. La distribución geográfica estimada es de una superficie de 411,39 metros cuadrados en el litoral de Mallorca, de 139,74 en el de Eivissa y Formentera y de 82 en Menorca.

Las islas son la comunidad autónoma con más superficie de praderas de posidonia del Estado. De hecho, el 50% del área de esta planta acuática inventariado en España está ubicada en aguas de Balears.

Desde el año 2002 hasta 2012, la monitorización de las praderas de posidonia permitieron un control exhaustivo que se tradujo en la conservación de este tesoro natural que albergan nuestras aguas. Había un total de 36 estaciones de control y muestreo que conseguían una vigilancia permanente por parte de los científicos y técnicos.

Sin embargo, la llegada de la crisis y los recortes a la administración acabaron con este proyecto. Ahora, tras cinco años sin control alguno, se intenta recuperar con dinero de la ecotasa y una inversión de 136.000 euros. Ya hay tres estaciones en marcha en Mallorca y la finalidad es superar los 36 puntos de muestra que se desmantelaron en 2012.

En la conselleria de Medio Ambiente explican que los trabajos consisten en evaluar a lo largo del tiempo la evolución de las plantas a través de diferentes indicadores. Ello les permitirá obtener información fiable que permitirán establecer medidas de control y de gestión sobre las praderas. Por último, indican que esta información es de gran utilidad para concienciar y sensibilizar a todos los sectores sociales implicados de forma directa con el medio marino. Hay que tener en cuenta que una de las principales amenazas para la posidonia son los fondeos incontrolados de embarcaciones que al echar el ancla arrancan las plantas.

Buceadores voluntarios

Los trabajos de señalización y muestreo los realizan buceadores voluntarios, gente muy sensibilizada en esta tarea. Las actividades a realizar se dividen en dos grupos: comunes y opcionales. Las actividades comunes se realizan siempre en todas las estaciones, ya que proporcionan la información mínima necesaria para conocer el estado de la pradera. Por el contrario, las actividades opcionales son elegidas por los voluntarios en función de sus gustos y de su nivel de implicación.

Entre las actividades comunes destacan la toma de la medida de la cobertura de la pradera, estimación de la densidad de haces de plantas, recuento de nacras vivas y la vigilancia de especies invasoras. Por lo que respecta a las opcionales, se acomete la descripción general de la pradera; censos de erizos, de holoturias y de peces. De igual modo, se realizan colecciones de fotos, registro de la temperatura, estudio de la dinámica de poblaciones con cuadros fijos y estima de la densidad de las flores y los frutos.

Los buceadores marcan cuadros de cuerdas con boyas sobre las praderas y van tomando muestras de forma periódica. Los científicos estudian y analizan la evolución y las amenazas de las praderas de posidonia oceánica.

Este proyecto es un complemento esencial a la iniciativa del Govern de impulsar un decreto de protección de la posidonia oceánica. Este decreto prohíbe de forma contundente y con importantes sanciones el fondeo de embarcaciones sobre las praderas, salvo en aquellas que no sean visibles o no estén cartografiadas.