Los 29 jefes de los servicios médicos de Son Llàtzer, con una unanimidad infrecuente, remitieron hace unas semanas un escrito dirigido tanto a la consellera de Salud, Patricia Gómez, como al director general del IB-Salut, Juli Fuster, solicitándoles que se implante de manera definitiva en su centro una sala de hemodinámica. Un proyecto por el que, recuerdan, llevan muchos años esperando y consideran que es "muy necesario para aportar calidad asistencial a los pacientes coronarios".

El escrito ha trascendido ahora, justo cuando el próximo lunes el director general del Servei de Salut tiene pensado reunirse con estos responsables médicos para analizar la viabilidad de su petición.

Uno de los jefes de servicio firmantes del escrito explica que en la sala de hemodinámica se realizan los cateterismos (catéter introducido por la ingle o por la muñeca del paciente para llegar hasta la arteria coronaria obstruida) para determinar el grado de obstrucción de la vía y, si es necesario, proceder a colocarle unos stents (muelles) que la mantegan abierta para facilitar la llegada de sangre al corazón.

El hecho de no contar con esta infraestructura asistencial obliga al hospital de Son Llàtzer a derivar cada año en torno a 700 pacientes coronarios a Son Espases. "Y eso sin contar con los pacientes con código infarto a los que el servicio de ambulancias del 061 traslada directamente a Son Espases porque sabe que carecemos de esta sala de hemodinámica. Y son pacientes de nuestra área de salud", recalca el facultativo.

Preguntado por la rara unanimidad del escrito dirigido a los dirigentes de la Conselleria -el documento ha sido firmado por la totalidad de los responsables médicos de Son Llàtzer-, el jefe de servicio la justifica en que se trata de una prestación que debe tener un hospital de su categoría.

"Ahora están pensando en montar una sala de hemodinámica en Can Misses, un hospital que atiende a la mitad de población que nosotros como mucho. Argumentan que deben realizar un concierto muy caro con una clínica privada ibicenca para justificar que montan el dispositivo en un centro que atiende a entre 120.000 y 130.000 personas y no lo hacen con nosotros, que asistimos a una población de unas 280.000", lamenta el médico.

Principal causa de mortalidad

Y el dinero no debería ser un problema para instalar en Son Llàtzer un dispositivo asistencial clave para tratar la principal patología del corazón y su principal causa de mortalidad, resalta.

Preguntado no obstante por cuál sería el coste de montar una sala de hemodinámica, el médico lo cifra en torno a unos 600.000 euros. Una cantidad asumible ya que, destaca, "se hizo en su día un estudio de viabilidad y entre el coste de los traslados de pacientes en ambulancia a Son Espases, muchas veces de ida y vuelta, y las estancias hospitalarias de algunos enfermos, se amortizaría esta cantidad en pocos años", concluye.

Contar con una sala de hemodinámica es una vieja reivindicación del hospital de Son Llàtzer, una reivindicación que parecía que iba a verse satisfecha en el año 2011, cuando el entonces conseller Vicenç Thomàs agotaba sus últimos meses de mandato y aprobó el gasto y anunció su creación en persona en el centro que atiende a la población del Migjorn de la isla. Un anuncio que hoy, seis años después, no se ha plasmado en nada tangible.