El Parlament ya ha decidido a qué destinará los bajos del edificio en los que se encontraba el restaurante de la Cámara balear, cerrado desde una década aproximadamente, tras descartar ubicar en ellos la futura Oficina Anticorrupcióncomo se barajó en un principio. El espacio será ocupado por una sala polivalente y por el archivo de la Cámara balear, según explicó ayer el presidente del Parlament, Baltasar Picornell, quien detalló este asunto en la Junta de Portavoces.

Los grupos parlamentarios están de acuerdo con el destino de este espacio, que necesitará una profunda rehabilitación para adecuarlo a sus nuevas funciones. Picornell precisó que se está pendiente de que el Ayuntamiento de Palma dé los permisos necesarios para sacar a concurso las obras y confió en que puedan iniciarse el próximo año, aunque será difícil que se acaben en esta legislatura.

Aunque todavía no se ha elaborado un presupuesto sobre lo que costará, se da por hecho que no será menos de 1 millón de euros, dado que el espacio se encuentra muy deteriorado por la falta de uso y el destino que se le quiere dar implicará una profunda reforma. Las obras se financiarán con el remanente de presupuestos acumulado por el Parlament al cabo de los años, que asciende a unos 10 millones de euros.

La sala polivalente se ubicará junto a la entrada principal de la Cámara balear, en la calle Conqueridor, y se destinará a exposiciones, reuniones, conferencias y sala de actos. En lo que fueron las cocinas del antiguo restaurante se ubicará el archivo del Parlament, cuyos fondos se encuentran en la actualidad en una nave del Polígono de Son Castelló alquilada con este fin por la Cámara balear por 1.400 euros mensuales.

A ellos se sumará la conversión de la actual sala de actos en una sala para comisiones parlamentarias, dotada con las últimas tecnologías para permitir la posibilidad de videoconferencias. No obstante, Picornell recordó que para que los diputados celebraran comisiones o ponencias a través de este sistema es preciso cambiar el Reglamento de la Cámara para permitirlo, por lo que deberá haber un acuerdo entre todos los partidos.

De hecho, la posibilidad de videoconferencias ya se comienza a poner en marcha en el Parlament, cuyos servicios técnicos presentaron ayer a los diputados el nuevo uso de la sala Maura, en el edificio Ramon Llull donde se ubican las dependencias de los grupos parlamentarios, que se ha adaptado con un sistema que permitirá la realización de reuniones por videoconferencia.