Inca y Manacor van a ser los municipios en los que se quiere centrar el futuro crecimiento del comercio mallorquín, a la vista de las condiciones fijadas en el borrador del plan director de equipamientos comerciales que el Consell pretende aprobar inicialmente en el pleno del próximo día 14. Porque aunque no se fijan límites respecto al tamaño de futuras grandes superficies en Palma y Marratxí, las condiciones que se contemplan en estas dos últimas poblaciones, por ser las que ya tienen la mayor saturación, hacen que el encarecimiento de los proyectos vaya a ser difícil de asumir.

Este documento, cuyas características generales fueron presentadas ayer a los grupos de oposición, divide Mallorca en cinco zonas, en las que se fijan las dimensiones máximas de los establecimientos comerciales que se podrán abrir. El criterio seguido es que en los puntos de mayor concentración de población se permitirán los centros comerciales de mayor tamaño, pero con unos 'filtros' destinados a dificultar estas aperturas en los lugares que ya registran una mayor concentración.

La primera de ellas está formada por Palma y Marratxí, en donde no se fija un límite máximo al tamaño de los futuros equipamientos comerciales, al tratarse también del área con mayor población y donde se encuentran actualmente los mayores centros de la isla. Sin embargo, es donde los 'filtros' fijados por el Consell van a tener un mayor impacto.

No junto a viales saturados

Para empezar, se advierte que se podrá denegar cualquier futura licencia comercial junto a las vías que en este momento presentan una mayor densidad de tráfico y hasta que éstas sean mejoradas, todas ellas en ambos municipios: la Vía de Cintura, el tramo de la autopista de Inca que va desde el anterior eje hasta la carretera de Bunyola, y la autopista de Llevant hasta la salida de Cala Blava.

Además, se exigen estudios sobre los impactos que las nuevas instalaciones vayan a tener en el ámbito de la movilidad o sobre el consumo de energía. Así, se fijará la exigencia de un número de plazas de estacionamiento por cada metro cuadrado de superficie comercial, y además la mitad de los mismos deberán estar soterrados o dentro de la edificación, al tiempo que tendrán que implantarse plazas para bicicletas. Igualmente, se contempla la necesidad de plantar árboles en las zonas de estacionamiento descubiertas.

Las grande superficies deberán tener en cuenta el aumento del tráfico que van a generar (se estima 50 viajes diarios por cada 100 metros cuadrados) y deberán pagar las mejoras en las infraestructuras necesarias para absorberlo, como ampliación de carriles, instalación de rotondas o creación de nuevos viales, por ejemplo. También se deberán adoptar medidas para limitar el consumo de energía mediante la dotación de instalaciones 'limpias' como las de carácter fotovoltaico, algo que se quiere coordinar con la conselleria de Territorio y su Ley del Cambio Climático.

Todo ello busca que los costes que se deberán de afrontar en los puntos con mayor saturación desincentiven la promoción de nuevos centros comerciales.

Otras zonas

La segunda zona en la que se dividirá Mallorca la forman Inca, donde el tamaño máximo del comercio autorizado será de 30.000 metros cuadrados, y Manacor con una superficie máxima de 20.000. En estos puntos la saturación comercial y de su red viaria es muy inferior, lo que facilita que sea aquí donde se puedan abrir nuevos centros y compensar la macrocefalia del área de Palma, al tener que asumir menores costes, pese a mantenerse las exigencias relacionadas con zonas de estacionamiento o consumo energético.

La Bahía de Palma, Alcúdia y su puerto, y Santa Ponça-Palmanova forman la tercera zona, con comercios de un máximo de 5.000 metros cuadrados. Hay que tener en cuenta su elevado peso turístico, con fuertes crecimientos en su volumen de residentes y visitantes durante el periodo estival.

La cuarta zona está formada por Pollença, Sóller y los puertos de ambas, Felanitx, Campos, Andratx, sa Pobla, Can Picafort, Muro y Artà, donde la superficie máxima de los futuros establecimientos comerciales será de 2.500 metros cuadrados. Se trata de poblaciones con un volumen medio de residentes, en los que se da pie a la apertura de medianas superficies como las cadenas de alimentación.

La quinta zona la forman el resto de municipios, donde solo se aceptarán comercios del tipo tradicional que no podrán superar los 700 metros cuadrados.

El plan también contempla la posibilidad de actuar sobre zonas que ya padecen una excesiva concentración comercial o en centros urbanos para mejorar su calidad, y en las áreas con fuerte implantación del comercio turístico.