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Educación

Parte del sector critica que haya dos redes y otra aplaude la regulación

La Plataforma 0-3 reivindica que esta etapa es siempre educativa y la norma consolida centros "de primera y de segunda"

Patio de juegos de una ´escoleta´ autorizada de Palma. m.mielniezuk

La intención de la conselleria de Asuntos Sociales ha creado dos posturas enfrentadas dentro del sector que atiende a los niños de cero a tres años: las voces ligadas a centros educativos ya autorizados critican la regulación porque creen que consolida una línea de centros que a su entender no debería existir; mientras que las patronales de guarderías lo ven como una necesidad urgente y recuerdan las sentencias ganadas que reconocen la existencia de la red asistencial.

La Assemblea 0-3 años está constituida por profesionales de Mallorca que trabajan en el primer ciclo de infantil, que defienden (acudiendo a numerosos artículos científicos) no solo como una etapa que siempre es educativo, sino que además es "la más importante" en el desarrollo y crecimiento integral de los niños.

Esta organización es muy crítica con la nueva normativa, que "no aporta ninguna mejora" y "solo serviría para consolidar la existencia de dos tipologías de centros, donde habría niños de primera y de segunda". Todos los centros que atiendan niños de entre 0 y 3 años "han de ser centros educativos con autorización y regulación por parte de la administración educativa", defiende.

Susana Páramo, una de las representantes de esa plataforma, reclama detener este decreto y empezar un proceso de transición para favorecer la adaptación de todos los centros a la red educativa y que a la larga no haya centros asistenciales.

De manera totalmente diferente lo ven desde Escola Catòlica y Pimem Guarderías, las dos patronales que en 2010 vencieron en el TSJB, cuando impugnaron el decreto aprobado por la conselleria de Educación alegando que era demasiado restrictivo.

El Tribunal Superior de Justicia de Balears sentenció que existía una doble red de centros, la educativa y la asistencial, y que esta última no tenía por qué regirse por la normativa de Educación. El Tribunal Supremo también reconoció los centros "de guarda".

"Y esta sentencia no se puede recurrir", subraya Francisca Picornell, responsable de Pimem Guarderías quien aplaude que, dado que realmente existe una doble red, "por fin" se asuma que hay que regular la asistencial: "Ahora mismo había un agujero, es una barbaridad que no exista ninguna normativa".

Por ejemplo, señala su alarma por el hecho de que nadie se preocupe por controlar si el personal que trabaja en estos centros no regulados no está en el registro de delincuentes sexuales, una exigencia que marca la Ley de Infancia para absolutamente todos los profesionales que trabajan con menores.

Picornell recuerda que ante la falta de normativa, bastaba una licencia de actividad para abrir un centro de 0-3 años y que los ayuntamientos la concedían además tratando la actividad como "de riesgo menor", cuando según la legislación estatal toda actividad con niños es "de riesgo mayor".

Defiende que unos criterios mínimos de funcionamiento para la red asistencial y que no sean tan estrictos como los de la educativa "y que los padres elijan".

Marc González, asesor de Escola Catòlica, señala que aún no conoce los detalles del borrador de Asuntos Sociales, pero se muestra de acuerdo con la necesidad de una "regulación razonable y realista". Defiende que la normativa de Educación era "inviable" desde un punto de vista económico, "a no ser que estés en un barrio adinerado o seas una escoleta municipal y recibas ayudas". Señala: "Hay gente que no puede pagar los precios de las escoletes autorizadas y las familias tienen unas necesidades de conciliación."

González señala que sí tienen constancia de que hay casos de madres que, cobrando "totalmente en negro", tienen niños en su casa. Sobre la posibilidad de regularlo, el abogado indica que en un principio no se puede tener una actividad empresarial en el hogar y que en cualquier caso lo que se ha de evitar es que se lleven a cabo sin ningún tipo de control ni seguro de ningún tipo.

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