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Desde el siglo XX

Company en entredicho. Se constata que no conecta con el electorado del PP

En Madrid contemplan con inquietud la situación del PP en Mallorca, al constatar que Biel Company no consigue conectar con el electorado y tampoco remontar en las encuestas

Gabriel Company, presidente del PP en Balears (izq.); María Salom, delegada del Gobierno en las islas.

Biel Company no tiene asegurada la nominación para encabezar la candidatura del PP en las elecciones autonómicas de mayo de 2019. Su posición de presidente regional del partido no le garantiza que vaya a ser el candidato, porque en Madrid, en la dirección nacional de los populares, albergan las suficientes prevenciones hacia Company como para que esté sobre la mesa plantearse la alternativa personalizada en la delegada del Gobierno, María Salom, quien, al contrario que Company, no concita prevención alguna en Génova, donde siempre tiene las puertas abiertas. También en el PP de Mallorca, los que auparon a Company para cerrar el paso a José Ramón Bauzá: el presidente regional no alza el vuelo, lo que certifican invariablemente los sondeos que realiza el partido. El PP, en el mejor de los casos, se ancla en los 20 diputados obtenidos en las elecciones de mayo de 2015. Company no ha mejorado un ápice los porcentajes alcanzados por la derecha en los tiempos de Bauzá.

La decisión de descabalgar a Company y sustituirlo por María Salom todavía no ha sido dada por buena en Madrid, pero es cierto que en los despachos de Génova se sabe que el techo de cristal de Company puede jugarles una mala pasada si se rompe a pocos meses de las elecciones autonómicas. No es solo que el posible desastre les deje fuera de la carrera por retomar el control de la presidencia de la Comunidad Autónoma, lo que consiguieron en las dos anteriores experiencias de los gobiernos multipartidistas de la izquierda, sino que temen que la onda expansiva de lo que pudiera estallar en Palma cercenase las posibilidades de recuperar los gobiernos de otras comunidades perdidas e incluso poner en claro riesgo alguna de las que siguen manteniendo. La de Madrid pende de un hilo.

Quienes en Mallorca auparon a Bauzá comprueban con creciente desasosiego y no menor preocupación que el nuevo líder de la derecha conservadora no cumple ninguna de las expectativas que en él se habían depositado. Se da por imposible que Company conecte con el electorado de derechas que siempre respondió a la llamada de Gabriel Cañellas, inicialmente fundamental valedor del actual líder del PP, con el que trabó una estrecha relación cuando éste le rindió importantes servicios, básicamente de agitprop (agitación y propaganda en la jerga comunista) desde la presidencia de Asaja.

Se observa que Company, más preocupado por sus cuitas personales y por apuntalar su poder interno en el partido, que, con razón, considera inestable, no ha podido, sabido o querido conectar con la calle y eso, cuando estamos a año y medio de las elecciones, constituye una definitiva señal de alarma, que, por quien está en condiciones de hacerlo, ha sido transmitida a Madrid.

A todo ello hay que añadir el mencionado temor a que el techo de cristal que acompaña a Company se haga añicos dejando al PP en una situación de enorme precariedad. Eso es lo que por encima de cualquier otra consideración temen en Génova, donde se reciben puntualmente los informes de Palma. Es María Salom la interlocutora fundamental de la dirección nacional del PP. La delegada del Gobierno concita unanimidades habiéndosela sondeado para conocer su disponibilidad en el caso de que se haga imprescindible proceder a la sustitución de Company, quien, en los desplazamientos a Madrid, para asistir a las reuniones de los órganos de dirección del partido, lo hace acompañado de Salom, de quien no consigue desprenderse ni cuando pugna por fotografiarse con algunos de los dirigentes nacionales, que invariablemente acaban por preguntar a Salom cómo están las cosas en Mallorca, qué posibilidades hay de recuperar el poder autonómico y si Company es el candidato adecuado. Salom, con la habilidad que la caracteriza, atiende, observa y espera. Instalada en la delegación del Gobierno está en la posición adecuada para hacer lo que estime más conveniente a indicación de Génova.

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