El turismo de cruceros deja a Balears más de 256 millones de euros al año, de forma directa e indirecta, lo que supone uno de cada cien de la riqueza que genera las islas. Además, aporta 5.733 empleos, y una recaudación fiscal de 21,2 millones de euros. Estos datos surgen de los estudios presentados por la Autoridad Portuaria de Balears y en cuya elaboración han participado además la Universitat, el Instituto Balear de Estudios Sociales y la Cámara de Comercio de Mallorca.

De esos 256,6 millones de euros que entran en las islas, 130,9 millones están vinculados a los cruceristas en tránsito, es decir, aquellos que llegan con el buque y permanecen unas pocas horas en las islas; 56,8 millones a los cruceristas de base, que llegan a Mallorca a través de su aeropuerto para embarcar y que permanecen durante más días en la isla; 29,6 millones al gasto que realizan las tripulaciones; 26,1 millones de las navieras y consignatarios; 5,1 millones a la inversión pública; y 7,9 millones a la actividad que se genera en Son Sant Joan con la llegada de parte de esos pasajeros.

A la hora de valorar este impacto en los puertos, 224 millones corresponden al de Palma, al que le siguen los 25,8 millones del de Eivissa y los 6,5 millones de Maó, con aportaciones mucho más reducidas en el caso de Alcúdia y La Savina.

Un dato sobre el que el presidente de la Autoridad Portuaria, Joan Gual, hizo especial hincapié es que cada crucero que atraca en las islas supone de media un ingreso para su economía de 326.000 euros, ya que en su opinión se trata de un elemento que debe de hacer reflexionar sobre aquellos que responsabilizan a este tipo de turismo de provocar una saturación de Palma.

Según se señaló, la actividad directa de los cruceros aporta 128,1 millones de euros, pero esa cifra se duplica si se añade el impacto indirecto e inducido, es decir, el que aportan los que trabajan para este sector, como sería el caso de los proveedores.

Entre los sectores que más se benefician del turismo de cruceros se destaca de una forma muy especial al comercio de las zonas que visitan, aunque también se apunta el caso de bares y restaurantes.

El fuerte crecimiento de esta actividad en el archipiélago, especialmente vinculado al crecimiento del tamaño de los buques que llegan a ellas, ha hecho que los puertos de Balears ocupen el cuarto lugar en el ránking del Mediterráneo en la llegada de cruceristas, solo superados por Barcelona, Civitavecchia y Venecia (los dos últimos de Italia).

Joan Gual aprovechó la presentación del estudio para valorar el aumento de la ecotasa como elemento que puede ayudar a reequilibrar la llegada de turistas y la capacidad para absorberlos de las islas en los meses de mayor actividad. Además, defendió el proyecto de reforma del Paseo Marítimo de Palma aunque subrayó que éste va a ser financiado tanto por la Autoridad Portuaria como por el Ayuntamiento.