Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La fiesta en paz

La derecha insaciable

Uno de los grandes problemas de España es que abundan los políticos que sueñan con inscribir su nombre con letras de molde en la Historia

Puigdemont camufla el derechismo con la independencia. Efe

Jaume Matas quiso entrar en la historia de Balears equiparándose por sus obras con los faraones. De momento, solo ha logrado ingresar en la crónica negra de la corrupción. Munar se conformaba con ser Maria Antònia I de Mallorca, siempre que el cargo estuviera acompañado de las correspondientes prebendas. Si no fuera porque la guillotina ya no se estila, habría acabado en María Antonieta.

Mariano Rajoy pasa por completo de entrar en los libros y solo sueña con una portada del Marca. Su problema es que, según como se resuelva la crisis catalana, le meterán a patadas en los textos que se estudian en las escuelas.

Oriol Junqueras desearía tener unos versículos en la Biblia, pero ante la imposibilidad de lograr una modificación ad hoc del texto sagrado, se conformaría con ingresar en el santoral de la Iglesia Católica. En la categoría de mártir, para ser exactos. O, en su defecto, en la Leyenda dorada de Jacobo de La Vorágine, capaz de combinar hechos fantásticos con dosis de realidad.

Y los dos guías del independentismo catalán, Artur Mas y Carles Puigdemont, ¿en qué sección de la Enciclopedia ingresarán?

Uno de los grandes problemas de España es que abundan los políticos que sueñan con inscribir su nombre con letras de molde en la Historia. Les incomoda resolver problemas de la gente como el paro, la sanidad y la educación. Por si fuera poco, en tiempos de crisis llegan los recortes, la gente no los entiende y además se enfada. Por eso los mandatarios prefieren las grandes gestas, aunque les encaminen, o nos encaminen a todos, al desastre o al ridículo.

El independentismo es una ideología anacrónica en tiempos de globalización, de mezcla de razas y de Unión Europea. En una Cataluña más internacional que ninguna otra comunidad española, el soberanismo estuvo confinado durante décadas a los porcentajes de voto que sumaban ERC y alguna otra formación de extrema izquierda. En 2010 solo el 24% de la población se declaraba independentista . En las elecciones de aquel año, el partido de Junqueras solo sumó el 7% de los sufragios.

Convergència i Unió y Artur Mas lograron el respaldo del 38,4% de los catalanes con un mensaje muy alejado de los planteamientos separatistas. ¿Qué cambió para que todo se fastidiara? El uso perverso de la cuestión catalana por parte del PP y la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut aprobado en referéndum fueron determinantes. Pero hubo otra cuestión que forzó el cambio de posicionamiento de los convergentes: la corrupción.

Pasqual Maragall les recordó que su problema era el 3% y se hicieron los ofendidos. La derecha que anidaba en Convergència y se ha mudado al PDeCAT tenía antes del soberanismo como gran objetivo beneficiar a sus bases sociales, a sus militantes y, sobre todo, a algunos de sus dirigentes más destacados.

En Convergència, como en el PP, la corrupción llegó hasta lo más alto. Jordi Pujol y Rajoy se beneficiaron de los negocios hechos a la sombra del partido o del dinero negro que generaban sus formaciones. Y en asuntos de dinero y poder la derecha es insaciable.

A esta conclusión llega Josep Pla tras un viaje a Mallorca en 1956. Visitó en Cala d’Or a Juan Antonio Güell y López quien en aquella época era el conde de Güell y marqués de Comillas. Los Güell habían cimentado su fortuna y su fama en el tráfico de esclavos. Tras la reunión, el escritor catalán escribió estas palabras en una agenda en la que anotaba lo que había hecho cada día, sobre todo lo que había comido y bebido: “Les esquerres són fàcils de manejar a base de concessions socials. Les dretes són insaciables i perillosíssimes” (La vida lenta. Notes per a tres diaris. Edicions La Butxaca).

La derecha catalana del PDeCAT es insaciable. Por eso necesita hoy apostar por la separación. Por lo mismo, ahora que se acercan malos tiempos para su formación, busca sobrevivir refugiada en una lista única por la independencia. Porque piensa que en un país soberano volvería a reubicarse en el poder para continuar como siempre.

Compartir el artículo

stats