El juez Manuel Penalva ha dictado un auto por el que abre juicio oral contra el empresario Bartolomé Cursach, por un delito de tenencia ilícita de armas. Se trata de una pieza separada que se ha tramitado al margen del sumario principal de la trama Cursach. El juicio se celebrará con celeridad, dado que el empresario está privado de libertad, lo que motiva que se aceleren los trámites. El juicio, que será el primero que tendrá que afrontar el magnate del negocio nocturno, posiblemente se celebre, como muy tarde, el próximo mes de enero.

Este auto se dicta después de que el fiscal Miguel Ángel Subirán haya presentado el correspondiente escrito de acusación. Anticorrupción le imputa un delito de tenencia ilícita de armas y solicita que por ello cumpla una condena de año y medio de prisión.

Este juicio se celebra como consecuencia del hallazgo en el domicilio del empresario, durante el registro que se realizó como consecuencia de su detención, de un arma de fuego. En concreto, bajo la cama del dormitorio principal se encontró una carabina del calibre 22, en perfecto estado y con la posibilidad de ser usada. Cursach no solo carece de permiso de armas, sino que tampoco disponía de la documentación pertinente que le acreditara que era el propietario de esta carabina.

El arma, de fabricación norteamericana, no se comercializa en España, dado que no está autorizada, por lo que con toda seguridad habría entrado en el país de forma ilegal. Se trata de la típica arma que se consigue en el mercado negro y que la suele utilizar una persona que no está autorizada a portar, ni utilizar armas de fuego.

La Policía analizó la numeración de dicha carabina y se descubrió que no aparece inscrita a nombre de nadie. Es decir, no se sabe quién fue su original propietario, lo que aumenta las sospechas de que entró en España a través del mercado negro.

El arma intervenida fue localizada bajo el colchón de la cama donde dormía el empresario, pero no en el mismo lugar donde posteriormente se encontró la munición. Las balas fueron localizadas en una estantería próxima. El escrito de acusación no detalla si en el momento de su hallazgo la carabina estaba o no cargada.

El juez Penalva ha decidido abrir una pieza aparte y que este presunto delito de tenencia ilícita de armas se juzgue al margen de la causa principal, en la que se persigue una trama corrupta que implica a policias locales y, sobre todo, a Cursach y a varios de sus principales ejecutivos.

El empresario, que está a punto de volver a la prisión de Palma al anularse su orden de traslado, se encuentra privado de libertad desde el pasado mes de marzo. Su detención fue la consecuencia de una larga investigación que se prolongó durante más de dos años.

El Grupo de Blanqueo de la Policía tuvo intervenidas durante meses las conversaciones del magnate, si bien al conocer que le investigaban, apenas utilizaba el teléfono.

Desde que está en prisión a Cursach únicamente se le ha visto en una ocasión y fue también como consecuencia de un juicio que se celebró en un juzgado de Palma. Su presencia no fue física, sino que se le observó a través de la pantalla de televisión.

Declaró como testigo en un juicio contra un sicario que fue condenado por amenazar y coaccionar a uno de los principales testigos de la investigación. A pesar del intento de Cursach de guardar silencio y no contestar a ninguna pregunta, la juez le obligó a declarar porque comparecía como testigo y estaba obligado a contestar a todas las preguntas que le formularan. A pesar de ello, su declaración no desveló ninguna sorpresa, puesto a que se limitó a desmarcarse de las amenazas al testigo.

En este primer juicio el empresario tendrá que estar presente y será la primera vez que ocupe el banquillo de los acusados.