—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Le atrae más el diablo que Dios?"

—Te contesto, no puede existir el uno sin el otro. No puede haber oscuridad sin luz, ni diablo sin Dios. Es una unión indisoluble.

—¿Qué es el "satanismo ateo"?

—Es un poco el escepticismo racionalista, surgido en el siglo XVIII con la Ilustración y la revolución francesa. El hombre se cree lo suficientemente fuerte para prescindir del mundo trascendental. Discrepo, porque soy más humilde.

—¿Cómo se le ocurrió emparentar a Ramon Llull con Fausto?

—Fue como una epifanía. Ambos eran simbólicos, Llull del sabio católico iluminado, y Fausto del sabio condenado, rebelde a la ortodoxia y que rompió con la vía legítima del conocimiento.

—¿Llull también vendió su alma al diablo?

—No la vendió, aunque le acusaron de haberlo hecho y el Inquisidor de Girona inició una persecución. Llull no pacta ni invoca, todo lo que recibe es por iluminación. La gracia es libertad del Espíritu, que sopla donde quiere. En cambio, Fausto es un producto de la Reforma luterana que violenta la voluntad divina. Desafía a Dios.

—¿Qué le tentaría a usted a negociar su alma?

—Veinte años atrás, por cosas que hoy ya no importan. Hoy, por tener una muerte sencilla y beata, en cuanto feliz. No por ninguna otra cosa. Has de aceptar los límites.

—¿Los sabios son antisociales?

—Sí, sufren una crisis que los aleja de la sociedad, y les lleva a la reflexión. Sin ella no hay sabiduría. El ruido y la sociedad son enemigos de la sabiduría.

—¿Llull se introduce en la corte inglesa?

—A través de John Dee, que está muy interesado en el sabio mallorquín. El inglés es un prototipo del sabio fáustico, astrólogo y autor de los horóscopos de Isabel I y de su sucesor.

—¿El círculo es la figura maligna por excelencia?

—Ningún signo de la magia es siempre positivo o negativo. El círculo es una figura que tanto puede protegerte como permitirte llamar a los espíritus. No sabes qué espíritus vendrán, si los buenos o los malos. El Doctor Fausto quiere atraerlos con un círculo en el bosque.

—¿Cree usted en la magia?

—Creo en un mundo sobrenatural, con niveles de percepción diferentes. La realidad es más que la materia.

—¿Los estudios ocultos siguen en boga?

—Es conocida su gran influencia en la Guerra Mundial, Hitler y Stalin creían en los horóscopos y augurios. Argentina es un país entregado hoy mismo al esoterismo. Nunca se dice, quizás la gente que dirige la banca mundial, racional y pragmática. No se admite, pero existe.

—Llull como símbolo del nuevo catalanismo.

—A partir de la Renaixença, se le erige en el Dante de la lengua catalana. Cogió un lenguaje que no era sólido y lo transforma en la lengua de la filosofía y la poesía, crea un idioma. Se convierte así en representante de la nación catalana, en símbolo de identidad.

—¿Michael Douglas se cree sucesor de s´Arxiduc que se creía sucesor de Llull?

—Así es. Más que una fijación, s´Arxiduc se enamora de Llull. Me cuesta creer que compre Miramar por casualidad. Dentro de su fascinación, celebra allí el centenario. Monta un revival luliano, lo difunde.

—¿Lo conocía antes de llegar a Mallorca?

—Tengo dudas, pero los austrias siempre han sido lulistas. A Felipe II le apasionaba Ramon Llull. Si el dueño del mundo en aquel momento no logró hacerlo santo, nadie lo conseguirá.

—Borges o Umberto Eco toman como modelo a Llull.

—Hay sabios con olor a naftalina, pero Ramon Llull siempre es joven, como si hubiera firmado un pacto fáustico con la eterna juventud. Borges era otro erudito, que buscaba la clave universal.

—¿La cirugía estética es fáustica?

—No, es demasiado superficial. La manipulación genética es fáustica, o la Inteligencia Artificial. El criado de Fausto tenía homúnculos.

—¿El Doktor Mengele es el último Doktor Faustus?

—Los nazis tenían un comportamiento fáustico, al desafiar toda regla moral.

—Llull no va a atraer a demasiados turistas.

—El aeropuerto de Palma debería llevar el nombre de Ramon Llull, además de hacer efectiva su presencia en otras cosas. Por ejemplo, una cátedra de la Universitat dotada de contenido.

—¿Cuál será su siguiente figura histórica?

—Estoy estudiando a una monja dominica mallorquina del XVIII. Margalida Mas Pujol vistió los hábitos como sor Ana María del Santísimo Sacramento. Es una grandísima escritora y cronista, que en cualquier otro lugar sería santa y doctora de la Iglesia. Era una visionaria con dotes proféticas. La transcripción de sus comentario al Amic e Amat de Llull me ocuparán unas 1.700 páginas.